El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis
El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis
El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
d<strong>el</strong> abandono, Dios <strong>Padre</strong>, más que en ningún otro momento estaba comunicandola Vida y <strong>el</strong> Hijo Encarnado recibiéndola.“No murió en cuanto Dios”, pues <strong>el</strong> Hijo que había tomado la naturalezad<strong>el</strong> hombre no se separó <strong>de</strong> <strong>el</strong>la, no la <strong>de</strong>jó abandonada, “ni siquiera cuando murió;al contrario, permaneciendo con Él por la operación <strong>de</strong> la gracia la arrancó a lamuerte y a la corrupción <strong>de</strong> la tumba, lo resucitó” 237 .Fue roto a jirones su cuerpo, para que ahora todo espacio d<strong>el</strong> mismopudiera comunicar la Vida que recibe. Orígenes comprendió muy bien que<strong>el</strong> anonadarse <strong>de</strong> Dios ha venido a colmar <strong>de</strong> su suave olor al mundo. Demodo que “si no hubiera hecho <strong>de</strong>svanecerse <strong>el</strong> perfume, esto es la plenitudd<strong>el</strong> espíritu divino, y no se hubiera humillado hasta la condición <strong>de</strong> esclavo,nadie hubiera podido acogerlo en aqu<strong>el</strong>la plenitud <strong>de</strong> la divinidad” 238 . Lamuerte <strong>de</strong> Cristo se asemeja al rompimiento <strong>de</strong> un frasco aromático en unahabitación, que permitió que <strong>el</strong> olor <strong>de</strong> la divinidad pudiera ser percibidopor todo <strong>el</strong> mundo creado.Confesamos, entonces, que “quien murió –en la cruz – no fue sóloun Hombre sino <strong>el</strong> Hijo <strong>de</strong> Dios humanizado” (Cirilo <strong>de</strong> Jerusalén). Estosignifica dos cosas; por un lado, que <strong>el</strong> Hijo d<strong>el</strong> Eterno <strong>Padre</strong> se apropia,hace suya la experiencia d<strong>el</strong> sufrimiento humano al punto que quien sufre,quien llora, quien agoniza es <strong>el</strong> Hijo 239 ; pero, por otra parte, <strong>de</strong>bemos confesarque <strong>el</strong> Hijo, al apropiarse la muerte, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> comunicarnos la Vida,<strong>de</strong> sostener aqu<strong>el</strong>la humanidad que había sostenido siempre.<strong>El</strong> beneficio que trajo su muerte no está dirigido a algunos pocoscomo lo realizado en su vida terrena, sino que ahora los beneficios son paratodos los hombres: “Gloria <strong>de</strong> la Iglesia ciertamente es toda la obra <strong>de</strong>Cristo: ¡pero la gloria <strong>de</strong> las glorias es la Cruz! Sabiendo bien esto, <strong>de</strong>cíaPablo: ‘Lejos <strong>de</strong> mi gloriarme <strong>de</strong> otra cosa que no sea la Cruz <strong>de</strong> Cristo’ (Gál.6,14). Cosa admirable fue la curación d<strong>el</strong> ciego <strong>de</strong> nacimiento en Siloé (cf.Jn. 9,1ss), pero, ¿qué es esto comparado con los ‘ciegos d<strong>el</strong> orbe’?Grandísimo milagro fue la resurrección d<strong>el</strong> cuatridiano difunto Lázaro (cf.Jn. 11,17ss) pero, ¿qué es esto en comparación con los muertos por <strong>el</strong> pecadoen todo <strong>el</strong> orbe? (…) Fue gran<strong>de</strong> portento <strong>el</strong> que una mujer fuera liberadad<strong>el</strong> <strong>de</strong>monio tras haber sido dieciocho años por él tiranizada (cf. Lc.13,11-13), pero ¿qué es esto si nos miramos a nosotros mismos, amarradospor las ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> nuestros pecados? Pues bien: ¡La brillante corona <strong>de</strong> laCruz ilumina a los ‘ciegos’ por la incredulidad, libró a los ‘presos’ por <strong>el</strong>pecado y redimió a todo <strong>el</strong> mundo <strong>de</strong> los hombre! No te sorprenda que todo<strong>el</strong> mundo fuera redimido, pues Quien murió en la Cruz no fue un meroPropiedad <strong>de</strong> CENACATMEDITACIONES PARA CATEQUISTAS237 Teodoro <strong>de</strong> Mopsuestia, Hom. Cateq. V,5.238 Orígenes, Comentario al cantar <strong>de</strong> los cantares I, 4,28 (Introd, y notas <strong>de</strong> M. Simonetti,traducción <strong>de</strong> A. V<strong>el</strong>asco.)239 “Siendo <strong>el</strong> Hijo único <strong>de</strong> Dios, nuestro Señor Jesucristo, en su totalidad la Palabra y en <strong>el</strong>Hombre, para <strong>de</strong>cirlo más claramente, Palabra, alma y cuerpo, se aplica a la totalidad <strong>el</strong> que ensu alma estuvo triste hasta la muerte, puesto que quien estuvo triste fue Cristo, <strong>el</strong> Hijo único <strong>de</strong>Dios”. Agustín <strong>de</strong> Hipona, Serm. 214,7 en Obras completas <strong>de</strong> san Agustín XXIV… op. cit.65