12.07.2015 Views

El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis

El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis

El Padre Nuestro y el Credo - Centro Nacional de Catequesis

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

EL PADRENUESTRO Y EL CREDOTantos rostros que fueron <strong>de</strong>struidos por una enfermedad que la ciencia nopue<strong>de</strong> sanar (cáncer, SIDA).La respuesta a estas interrogantes a ‘corazón abierto’ se encuentra alinicio <strong>de</strong> la profesión <strong>de</strong> nuestra fe: Creo en Dios omnipotente 482 . La omnipotencia<strong>de</strong> Dios, como se ha dicho, más que un po<strong>de</strong>r ejercido por lafuerza es la confesión <strong>de</strong> que a Dios nada lo agota, nada lo acaba; mástodavía es la proclamación <strong>de</strong> que Dios es dador <strong>de</strong> la vida misma. Por estarazón, cuando <strong>de</strong>cimos que es por la omnipotencia <strong>de</strong> Dios que Él resucitarála carne, lo que confesamos es que <strong>el</strong> Dios <strong>de</strong> la Vida levantará todorostro, todo cuerpo que ha sido, en apariencia, aniquilado: los hombres aquienes los años consumieron; los niños que fueron <strong>de</strong>strozados con losviles instrumentos d<strong>el</strong> aborto; los <strong>de</strong>saparecidos en <strong>el</strong> mar o en la guerra; loscatequistas que fueron <strong>el</strong>iminados sobre la tierra. En fin, todo hombre y todamujer resucitará:“La resurrección es la restitución <strong>de</strong> nuestra naturaleza a suantiguo estado. En la vida primera, <strong>de</strong> la cual <strong>el</strong> mismo Diosfue autor, no había vejez ni infancia, como es probable yverosímil, ni molestia o enfermedad corporal (pues no era<strong>de</strong>coroso ni justo que Dios crease tal cosa), sino que la naturalezahumana era una cosa divina antes que <strong>el</strong> génerohumano hubiese comenzado a apetecer <strong>el</strong> vicio. Todas esascalamida<strong>de</strong>s nos invadieron y cayeron sobre nosotros juntamentecon la entrada d<strong>el</strong> vicio. Por consiguiente la vida,<strong>de</strong>sprovista <strong>de</strong> vicio, <strong>de</strong> ninguna manera tuvo necesidad <strong>de</strong>versar en aqu<strong>el</strong>las cosas que por medio d<strong>el</strong> viciosobrevinieron” 483 .* * *Dios eterniza la carne <strong>de</strong>struyendo la muerte. Esa muerte que seasoma, en la historia, <strong>de</strong> diferentes maneras. La muerte pue<strong>de</strong> ser aqu<strong>el</strong>lacausada por nuestros pecados, o la separación d<strong>el</strong> alma d<strong>el</strong> cuerpo, enespera <strong>de</strong> ser levantado 484 . A partir <strong>de</strong> lo anterior, nosotros enten<strong>de</strong>mosmuerte no sólo como la mera separación d<strong>el</strong> alma d<strong>el</strong> cuerpo sino la corrupciónque sufre éste sin que <strong>el</strong> alma se vea afectada por tal <strong>de</strong>scomposición.Propiedad <strong>de</strong> CENACAT482 “No taches a Dios <strong>de</strong> impotente por tu <strong>de</strong>bilidad sino consi<strong>de</strong>ra su po<strong>de</strong>r”. Cirilo <strong>de</strong> Jerusalén,Cateq. XVIII,3.483 Gregorio <strong>de</strong> Nisa, Diálogo sobre <strong>el</strong> alma y la resurrección (versión cast<strong>el</strong>lana <strong>de</strong> Luis M. DeCadiz, Buenos Aires, 1952).484 “Existen tres clases <strong>de</strong> muerte: la muerte d<strong>el</strong> pecado, <strong>de</strong> la que está escrito: <strong>El</strong> alma que pecamorirá (Ez. 18,4); la muerte mística, cuando ‘uno muere al pecado y vive para Dios’, <strong>de</strong> la que<strong>el</strong> Apóstol afirma que ‘hemos sido sepultados con Él -por medio d<strong>el</strong> bautismo- con su muerte’(Rom. 6,2.4); la tercera muerte es (…) separación d<strong>el</strong> alma d<strong>el</strong> cuerpo. Comprendamos, portanto, que sólo es un mal la muerte causada por nuestros pecados; la tercera clase <strong>de</strong> muerte(…) parece un bien a los justos pero espantosa a la mayor parte <strong>de</strong> la gente, porque mientras atodos libera, sólo a pocos alegra” Ambrosio <strong>de</strong> Milán, De bono mortis I, II,3 PL 14, 567-568.128

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!