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<strong>Desarrollo</strong> <strong>social</strong> <strong>inclusivo</strong>: una nueva generación de políticas para superar la pobreza...<br />
Capítulo IV<br />
Hacia una renovación de las políticas para<br />
superar la pobreza y la desigualdad<br />
en América Latina y el Caribe<br />
Introducción<br />
Lejos de desempeñar una función subsidiaria, las políticas <strong>social</strong>es deben ir de la mano de las políticas económicas<br />
y de aquellas orientadas a proteger el medio ambiente, y cumplir un papel central en el crecimiento económico y el<br />
cambio estructural en el campo productivo. Como lo ha destacado la CEPAL (2012a), “no solo en lo <strong>social</strong> se juega<br />
lo <strong>social</strong>” 1 . Tampoco la productividad y el cambio estructural se juegan solo en el campo económico. Los recursos<br />
bien invertidos por los países en lo <strong>social</strong> —además de responder a la necesidad de realizar los derechos económicos,<br />
<strong>social</strong>es y culturales de toda la población— contribuyen a fortalecer las capacidades humanas a lo largo de todo<br />
el ciclo de vida y acarrean importantes ganancias en términos de productividad. La inversión <strong>social</strong> aumenta el<br />
bienestar: educar significa tener ciudadanos informados y con mejores condiciones de acceso a un empleo productivo<br />
y de calidad, y de participación en diversos ámbitos de la vida política y <strong>social</strong>. Un sistema de salud eficaz permite<br />
una vida más larga y de mejor calidad, al tiempo que las prestaciones por desempleo y el salario mínimo reducen<br />
la pobreza (CEPAL, 2000, 2006, 2007a y 2010c; Cecchini y Martínez, 2011; Boyer, 2015). Por el contrario, la falta<br />
de inversión <strong>social</strong> acarrea costos y pérdidas de ingresos, como se ha evidenciado, entre otros, en algunos estudios<br />
acerca del costo del hambre y del analfabetismo (Martínez y Fernández, 2007 y 2009).<br />
En ese sentido, la persistencia de la pobreza y la desigualdad no solo conlleva costos personales para quienes<br />
la sufren, sino que en términos <strong>social</strong>es y económicos afecta a la sociedad como un todo, mientras que el progreso<br />
en las condiciones <strong>social</strong>es de la población es indispensable para lograr el cambio estructural y el desarrollo<br />
económico sostenible. De allí la relevancia de una adecuada inversión <strong>social</strong> y de que, especialmente en períodos<br />
de desaceleración económica, los países redoblen los esfuerzos en este ámbito.<br />
Como se ha visto en los capítulos anteriores, a partir de mediados de los años 2000, la región ha experimentado<br />
importantes avances en diversas áreas del desarrollo <strong>social</strong>: reducción significativa de la pobreza y moderado<br />
descenso de la desigualdad, notorias mejoras en el mercado de trabajo y avances significativos en las áreas de salud,<br />
educación y protección <strong>social</strong>.<br />
Esos avances, si bien se han dado dentro de un contexto económico favorable, han sido resultado de diversas<br />
políticas emprendidas por los gobiernos de la región en el ámbito económico, productivo, <strong>social</strong> y del mercado de<br />
1<br />
El manejo macroeconómico y las políticas económicas de un país son parte crucial de la solución de los problemas <strong>social</strong>es, además<br />
de ser responsables de muchos de ellos. Un ejemplo clásico son los efectos de la inflación sobre la pobreza.<br />
Capítulo IV<br />
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