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<strong>Desarrollo</strong> <strong>social</strong> <strong>inclusivo</strong>: una nueva generación de políticas para superar la pobreza...<br />
tales como la definición de la jornada laboral y de los períodos de descanso remunerado, incluidas las vacaciones,<br />
las prestaciones <strong>social</strong>es (como jubilaciones, protección a la maternidad, seguros de enfermedad y de accidente),<br />
los despidos e indemnizaciones (CEPAL, 2012a; CEPAL 2014a) y la igualdad de oportunidades y trato (Abramo<br />
y Rangel, 2005; Abramo y Valenzuela, 2014). De esa forma, la libertad sindical y la negociación colectiva son<br />
condiciones importantes para el cumplimiento de los demás derechos laborales.<br />
El trabajo infantil y el trabajo forzoso son formas inaceptables de trabajo, constituyen una evidente violación<br />
de los derechos humanos y la antítesis más clara de la noción de trabajo decente. Los cuatro convenios de la OIT<br />
(núm. 29, 105, 138 y 182) asociados a estos derechos tienen un alto grado de ratificación en los países de la región.<br />
La adopción de medidas inmediatas y eficaces para erradicar ambas formas de trabajo forma parte de las metas del<br />
Objetivo 8 de la Agenda 2030 para el <strong>Desarrollo</strong> Sostenible 17 .<br />
a) Eliminar el trabajo forzoso<br />
El trabajo forzoso (que incluye la trata de personas para fines de explotación sexual y económica) es un fenómeno<br />
existente en todas las regiones y tipos de economía y ha crecido en el contexto de la globalización. Está presente no<br />
solamente en los sectores informales y rezagados de los países menos desarrollados, sino también en las cadenas<br />
productivas de grandes y modernas empresas con presencia en el mercado internacional (OIT, 2005). A pesar del alto<br />
grado de ratificación de los Convenios núm. 29 y 105, relacionados al tema en el ámbito regional y mundial, y de<br />
que, según los cálculos de la OIT, existirían aproximadamente 1,8 millones de personas en esa situación en América<br />
Latina y el Caribe (OIT, 2012), son pocos, aunque cada vez más, los países de la región que reconocen oficialmente la<br />
existencia del problema en sus territorios y ponen en práctica medidas concretas para enfrentarlo. Sin embargo, algunos<br />
países, como el Brasil y el Perú, se destacan por sus iniciativas, como el desarrollo de estudios, diagnósticos y bases<br />
de información para mejorar la capacidad de diagnóstico del problema, sus causas y consecuencias; la elaboración<br />
de campañas informativas dirigidas a trabajadores en situación de vulnerabilidad para aumentar la concientización; la<br />
instauración de comisiones nacionales y locales con planes de acción para enfrentar el problema; la conformación de<br />
grupos especiales de inspección laboral, en articulación con la policía y otros agentes del Estado, para identificar y liberar<br />
a trabajadores en esas condiciones; la inclusión de esos trabajadores en los programas de transferencias monetarias<br />
(como Bolsa Família); el desarrollo de programas de aumento de la escolaridad, formación profesional e inclusión en<br />
el mercado de trabajo, y la alianza con el sector privado para erradicar el trabajo forzoso de las cadenas productivas.<br />
Esas iniciativas son muy importantes y deben ser fortalecidas. La pobreza, el analfabetismo, los bajos niveles<br />
educativos, la falta de oportunidades de trabajo decente y la discriminación por motivos de género, raza y etnia son<br />
factores que hacen a las personas más vulnerables al trabajo forzoso. Eso evidencia la importancia de la articulación<br />
de las políticas de superación de la pobreza con las políticas laborales y de defensa de los derechos humanos.<br />
Evidencia también la importante contribución que pueden hacer los ministerios y las secretarías de desarrollo <strong>social</strong><br />
en la región en la erradicación de esas formas de trabajo que violan derechos fundamentales de las personas y<br />
reproducen la pobreza y la exclusión <strong>social</strong>, especialmente a través del fortalecimiento de las redes de protección<br />
<strong>social</strong> dirigidas a las personas en situación de mayor vulnerabilidad. Los programas de transferencia condicionada<br />
de ingresos y de inclusión laboral y productiva, así como las medidas encaminadas a erradicar el trabajo infantil,<br />
pueden desempeñar un importante papel de prevención.<br />
b) Prevenir y erradicar el trabajo infantil<br />
La prevención y erradicación del trabajo infantil es otra tarea urgente. Según los cálculos de la OIT, 12,5 millones<br />
de niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años trabajan en América Latina y el Caribe, y, de estos, 9,6 millones<br />
realizan actividades peligrosas, como las definidas en el Convenio núm. 182 y en las legislaciones nacionales de<br />
los países 18 .<br />
17<br />
Meta 8.7: Adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud<br />
y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la<br />
utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.<br />
18<br />
El Convenio sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil, 1999 (núm. 182) de la OIT define como peores formas de trabajo infantil a todas<br />
las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud (como la venta y la trata de niños, la servidumbre por deudas y el trabajo<br />
forzoso u obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados), las actividades ilícitas (como<br />
tráfico de drogas), la explotación sexual de niños y adolescentes y el trabajo en actividades peligrosas, insalubres y degradantes.<br />
Capítulo IV<br />
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