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Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)<br />
A partir de este enfoque, y con el propósito de extraer algunas lecciones, en este capítulo se abordan, en primer<br />
término, algunos postulados y configuraciones de la relación de las políticas de superación de la pobreza con las<br />
políticas universales y sectoriales que han estado presentes en la región a lo largo de las tres últimas décadas. Estas<br />
interacciones muestran cuán vital resulta para su cometido la capacidad de articulación y diálogo que desarrollen los<br />
ministerios de desarrollo <strong>social</strong> y otros entes coordinadores de las políticas y programas de superación de la pobreza.<br />
En segundo lugar, se caracterizan los programas de transferencias condicionadas o con corresponsabilidad (PTC)<br />
puestos en marcha en numerosos países de la región en las últimas décadas. En muchos casos, estos han estado a<br />
cargo de los ministerios de desarrollo <strong>social</strong> o de entidades coordinadoras de la lucha contra la pobreza. A partir del<br />
diagnóstico, se aborda la necesidad de avanzar en una nueva generación de políticas de superación de la pobreza<br />
que permitan fortalecer aspectos virtuosos de esas políticas, asegurar los avances logrados en un escenario económico<br />
que se presenta como menos favorable e impedir la reversión de las tendencias positivas observadas. También se<br />
debe avanzar en ámbitos en los que hasta el momento los logros han sido insuficientes, no solo fortaleciendo su<br />
relación con las políticas sectoriales de educación, salud y nutrición, sino también desarrollando el componente de<br />
inserción laboral y productiva. Algunos de estos aspectos se retomarán más adelante, en el capítulo IV.<br />
A. Las políticas de superación de la pobreza<br />
y su relación con las políticas sectoriales<br />
y los sistemas de protección <strong>social</strong> 1<br />
En las décadas de 1980 y 1990, en varios países de América Latina predominó una visión reduccionista de las políticas<br />
focalizadas de combate a la pobreza que implicó relaciones competitivas con las políticas sectoriales. Esa visión, que<br />
se centraba en atacar las manifestaciones de la pobreza mediante programas asistencialistas, fue funcional a reformas<br />
sectoriales que tuvieron por objeto desmantelar o debilitar las políticas de carácter universal. Por el contrario, cuando<br />
las políticas selectivas se encaminan a superar las causas de la pobreza, es indispensable su sinergia con la dinámica<br />
de las políticas <strong>social</strong>es y universales; superar un enfoque asistencial en la lucha contra la pobreza y actuar sobre<br />
sus causas requiere acciones sectoriales destinadas a ampliar la cobertura y a mejorar la calidad de las prestaciones.<br />
Estos cambios en los enfoques predominantes de la política y la protección <strong>social</strong> necesariamente tuvieron correlatos<br />
en la evolución de la institucionalidad <strong>social</strong> de la región, un aspecto que se analiza en el capítulo III.<br />
1. La dicotomía entre focalización y universalidad: implicaciones<br />
para la política <strong>social</strong><br />
Esa visión reduccionista de la focalización se condensó en los años ochenta, tanto en términos conceptuales como<br />
políticos. Sistemáticamente, se identificaban elementos negativos de los programas universales para postular el<br />
reemplazo del principio de universalidad por la focalización, esgrimido como un principio articulador general que,<br />
a la vez, designaba un orden más simple y acotado para la política <strong>social</strong>: ser subsidiaria en materia de pobreza.<br />
En el marco de propuestas privatizadoras de las políticas <strong>social</strong>es que constreñían la solidaridad de su financiamiento,<br />
se abogó por desmantelar los servicios <strong>social</strong>es universales —evaluados en forma integral muy negativamente mediante<br />
un giro analítico que calificaba la generalidad de los programas universales como regresivos— y por concentrar la<br />
inversión pública <strong>social</strong> en los grupos más vulnerables mediante los llamados “programas focalizados”. Se postuló<br />
que, a diferencia de la provisión universal, caracterizada como muy costosa e ineficiente, la focalización podía<br />
permitir a los gobiernos reducir la pobreza de manera más efectiva y a menor costo. En el diseño de la política<br />
<strong>social</strong> se otorgó enorme importancia a eliminar los errores de inclusión y no se dio la misma relevancia a superar<br />
los errores de exclusión en los programas y acciones públicas. Asimismo, se perdió la idea de que la política <strong>social</strong><br />
compete al conjunto de la sociedad y se remplazó por el enfoque de que las destinatarias de la política <strong>social</strong> son<br />
las personas en situación de pobreza y extrema pobreza. La política <strong>social</strong> no era, en consecuencia, para toda la<br />
sociedad, sino únicamente para los pobres.<br />
1<br />
Este apartado se basa en Sojo (1999 y 2007).<br />
Capítulo II<br />
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