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<strong>Desarrollo</strong> <strong>social</strong> <strong>inclusivo</strong>: una nueva generación de políticas para superar la pobreza...<br />
Recuadro III.I (conclusión)<br />
vi) el monitoreo de la ejecución física y financiera; vii) la rectoría y<br />
regulación de los actores gubernamentales y no gubernamentales, y<br />
viii) la sistematización de información y la evaluación de resultados.<br />
En este documento, se utiliza el concepto de autoridad<br />
<strong>social</strong> de manera acotada, para referirse a un área específica<br />
de las políticas <strong>social</strong>es, en que se incluyen las políticas de<br />
protección, promoción e inclusión <strong>social</strong> dirigidas a segmentos<br />
de población considerados prioritarios por sus condiciones de<br />
pobreza, vulnerabilidad, exclusión <strong>social</strong> o discriminación.<br />
En razón de la multidimensionalidad de lo <strong>social</strong>, la<br />
coordinación implica la participación de variados actores, que<br />
puede tener lugar en una organización colegiada, ya sea a nivel<br />
del conjunto de la política <strong>social</strong> y/o en subconjuntos de esta.<br />
Por tanto, la coordinación intersectorial suele destacarse como<br />
uno de los elementos centrales de la institucionalidad <strong>social</strong>,<br />
y el nivel de integración de las funciones lleva a diferenciar<br />
entre coordinación intersectorial de alta y de baja intensidad<br />
(Cunill-Grau, Repetto y Bronzo, 2015). La primera se produce<br />
cuando diferentes sectores intervienen de manera conjunta en el<br />
diseño, la ejecución y la evaluación de la política, intercambiando<br />
información y eventualmente recursos financieros en pos de<br />
la solución de un problema que han definido con anterioridad<br />
también en forma conjunta. En la segunda, existe un plan de<br />
acción básico coordinado por alguna instancia central, pero las<br />
actividades continúan siendo abordadas en forma sectorial.<br />
A fines del pasado siglo, en el marco de propuestas<br />
esbozadas sobre institucionalidad <strong>social</strong> en la región, se destacaron<br />
como elementos centrales para su conformación indicadores<br />
relacionados con la calidad de la gestión de programas <strong>social</strong>es,<br />
en particular sobre la planificación, asuntos presupuestarios,<br />
ejecución, monitoreo y evaluación. Sin embargo, para dar cuenta<br />
del conjunto de elementos que componen la institucionalidad<br />
y la propia gestión pública, se requiere una visión amplia de la<br />
institucionalidad <strong>social</strong>, que vaya más allá de la gestión y se<br />
ocupe también de la dimensión jurídica y normativa, con miras<br />
a integrar la garantía de derechos, la estructura organizacional<br />
y la dimensión fiscal. Estas distintas dimensiones se describen<br />
a continuación:<br />
1. Dimensión jurídico-normativa: se refiere a la base legal de la<br />
institucionalidad <strong>social</strong> vigente en los países, incluidas desde la<br />
adhesión y ratificación de convenios y tratados internacionales<br />
y la presencia de las distintas temáticas <strong>social</strong>es en los textos<br />
constitucionales, hasta la existencia de leyes y normativas<br />
específicas. También se incluyen los planes nacionales de<br />
desarrollo <strong>social</strong> y la planificación y las leyes <strong>social</strong>es sectoriales,<br />
en especial de desarrollo y protección <strong>social</strong>.<br />
2. Dimensión relacionada con la estructura de gobierno en<br />
lo <strong>social</strong>: es una segunda dimensión, en la que se pueden<br />
identificar tres niveles analíticos:<br />
i) La coordinación de las políticas a nivel central, identificando<br />
la entidad que detenta la autoridad en lo <strong>social</strong> (Presidencia,<br />
ministro encargado, oficina de la primera dama u otras)<br />
y las instancias de coordinación entre ministerios y<br />
otras reparticiones del poder ejecutivo, la que define<br />
el direccionamiento y las prioridades de la política<br />
pública en lo referente al desarrollo <strong>social</strong> (por ejemplo,<br />
gabinetes <strong>social</strong>es, consejos económicos y <strong>social</strong>es,<br />
instancias de coordinación propias de la Presidencia u<br />
oficina del primer ministro). Además de la coordinación<br />
a nivel interministerial, esta dimensión puede involucrar<br />
mecanismos de coordinación territorial entre el gobierno<br />
central y otros niveles de gobierno. Finalmente, también<br />
puede incluir instancias de coordinación intersectorial<br />
especializadas según áreas temáticas o bien según<br />
poblaciones específicas (por ejemplo, consejos nacionales<br />
de la infancia).<br />
ii) La estructura orgánico-ministerial, es decir, la configuración<br />
de los distintos ministerios e instancias del poder ejecutivo a<br />
cargo de las funciones <strong>social</strong>es, considerando sus mandatos<br />
y estatus jurídico, lo que permite definir la importancia<br />
relativa de los ministerios de desarrollo <strong>social</strong> dentro de<br />
la estructura gubernamental central, así como su grado de<br />
autonomía, especialización, relación e importancia relativa<br />
en comparación con otras áreas sectoriales del gobierno.<br />
iii) La estructura subministerial, considerando las instancias<br />
que ejecutan y gestionan las acciones y programas<br />
<strong>social</strong>es específicos, definiendo ámbitos de política<br />
(por ejemplo, cuidados o discapacidad) y/o poblaciones<br />
objetivo específicas (por ejemplo, institutos de juventud<br />
o de pueblos indígenas). También se ubican diversos<br />
mecanismos de gestión y coordinación operativa de los<br />
programas <strong>social</strong>es, que pueden ser intraministeriales y<br />
territoriales (en particular, según la relación entre niveles<br />
de gobierno), con sus respectivas particularidades en<br />
lo relativo a las facultades y autonomía de los niveles<br />
subnacionales (de acuerdo a las características de la<br />
división político-administrativa de cada país).<br />
3. Dimensión técnico-operativa: se refiere a la presencia y las<br />
características de los sistemas de planificación y gestión<br />
de las políticas, particularmente en relación con variables<br />
como instancias de planeación, seguimiento y evaluación,<br />
de participación y rendición de cuentas, y mecanismos de<br />
implementación y seguimiento. Mediante tales elementos<br />
se busca concretar los objetivos previamente formulados en<br />
las instancias definidas por el marco jurídico y organizacional.<br />
Por tanto, esta dimensión se centra en los actores, normas y<br />
facultades institucionales involucradas en la implementación<br />
de políticas y programas, en particular a nivel interministerial<br />
y subministerial, así como subnacional.<br />
4. Dimensión fiscal: está centrada en el análisis del volumen<br />
relativo de recursos movilizados para lo <strong>social</strong>, en términos de<br />
prioridad fiscal y ciclicidad, así como estabilidad y tendencia<br />
de los montos de inversión destinados a cada función <strong>social</strong><br />
(protección <strong>social</strong>, salud, educación, vivienda, cultura y<br />
medioambiante, siguiendo la organización de la Clasificación<br />
de las Funciones del Gobierno (CFG)–Fondo Monetario<br />
Internacional (FMI)), y también a nivel sectorial, por parte de<br />
los distintos ministerios.<br />
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de Roberto Gargarella, “Dramas, conflictos y promesas del nuevo<br />
constitucionalismo latinoamericano”, Anacronismo e Irrupción, vol. 3, N° 4, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, noviembre de 2013; y Latin<br />
American Constitutionalism, 1810-2010: The Engine Room of the Constitution, Nueva York, Oxford University Press, agosto de 2013; Carlos Acuña<br />
y Fabián Repetto, “Un aporte metodológico para comprender (y mejorar) la lógica político-institucional del combate a la pobreza en América Latina”,<br />
Política pública y democracia en América Latina. Del análisis a la implementación, F. Mariñez Navarro y V. Garza Cantú (coords.), Ciudad de México,<br />
Editorial Miguel Ángel Porrúa, 2009; Rolando Franco y Miguel Székely, “Institucionalidad <strong>social</strong> en América Latina” (LC/W.312), Santiago, Comisión<br />
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)/Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), 2010; Miguel Székely, “Cambios en la<br />
institucionalidad de la política de protección <strong>social</strong> en América Latina y el Caribe: Avances y nuevos desafíos”, Nota Técnica, N° 810, Washington, D.C.,<br />
Banco Interamericano de <strong>Desarrollo</strong> (BID), mayo de 2015; Nuria Cunill-Grau, Fabián Repetto y Carla Bronzo, “Coordinación intersectorial pro integralidad<br />
de las instituciones de protección <strong>social</strong>”, Instrumentos de protección <strong>social</strong>: caminos latinoamericanos hacia la universalización, Simone Cecchini y<br />
otros (eds.), Libros de la CEPAL, N° 136 (LC/G.2644-P), Santiago, CEPAL, 2015; Jorge Kaufmann, Mario Sanginés y Mauricio García Moreno (eds.),<br />
Construyendo gobiernos efectivos: Logros y retos de la gestión para resultados en América Latina y el Caribe, Washington, D.C., Banco Interamericano<br />
de <strong>Desarrollo</strong>, junio de 2015.<br />
Capítulo III<br />
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