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Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)<br />
A partir de los años sesenta, las políticas de desarrollo regional<br />
han sido el mecanismo más utilizado por los países de América<br />
Latina para lograr la convergencia espacial. Su objetivo central<br />
era reducir las disparidades que existían entre los territorios,<br />
específicamente las desigualdades entre las localidades más<br />
dinámicas y las más atrasadas dentro de cada país. La estrategia<br />
más utilizada fue industrializar, mediante la localización de<br />
industrias de carácter básico y estratégico para los países, aunque<br />
también se utilizaron incentivos económicos y mejoramientos<br />
de la infraestructura <strong>social</strong> y productiva. En todas las iniciativas,<br />
el elemento dominante fue la responsabilidad casi exclusiva<br />
de las autoridades centrales en la elaboración de las políticas<br />
(Cuadrado, 2012). A partir de la década de 1990 surgió y se<br />
consolidó una amplia gama de políticas públicas sensibles al<br />
desarrollo territorial en distintos niveles (CEPAL, 2010a). En<br />
la elaboración de las políticas han aparecido nuevos actores<br />
e instituciones a nivel local y regional, con lo que se evita la<br />
Recuadro IV.5<br />
Evolución de las políticas de desarrollo regional<br />
condición exclusivamente central y estatal del pasado. Esto<br />
ha llevado a la aplicación de una familia de políticas regionales<br />
—más que una gran política única y exclusiva— que es acorde<br />
a la diversidad de situaciones en materia de desarrollo regional<br />
e inequidades territoriales, y que considera factores <strong>social</strong>es,<br />
ambientales y políticos —y no solo productivos— en los rubros<br />
a incentivar (Ramírez, Silva y Cuervo, 2009).<br />
En el campo institucional, las estrategias más importantes<br />
y significativas han sido la descentralización en los países<br />
unitarios y la consolidación del federalismo en los países<br />
federales. Además, se ha democratizado la manera de elegir<br />
a los gobernantes locales y regionales y se han ampliado los<br />
recursos fiscales generados por los territorios y transferidos<br />
hacia ellos. Las responsabilidades locales se han perfilado hacia<br />
la gestión de los programas <strong>social</strong>es (educación y salud) y la<br />
provisión de infraestructura básica (saneamiento y equipamiento<br />
local) (Ramírez, Silva y Cuervo, 2009).<br />
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de J.C. Ramírez, I. Silva y L. Cuervo, Economía y territorio en América Latina<br />
y el Caribe: desigualdades y políticas, Libros de la CEPAL, N° 99 (LC/G.2385-P), Santiago, CEPAL, 2009; J. R. Cuadrado, “Las políticas de desarrollo<br />
regional y el conflicto eficiencia-equidad”, <strong>Desarrollo</strong> regional en América Latina: el lugar importa. Memoria del Seminario Internacional, realizado en<br />
Santiago los días 19, 20 y 21 de octubre de 2010, serie Seminarios y Conferencias, Nº 70 (LC/L.3454), Santiago, CEPAL, 2012; y CEPAL, La hora de la<br />
igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir (LC/G.2432(SES.33/3)), Santiago, 2010.<br />
Las zonas rurales de América Latina y el Caribe —en las<br />
cuales vive alrededor del 20% de la población regional— por lo<br />
general representan las áreas más pobres de los países de la<br />
región. En consecuencia, las políticas rurales con un enfoque<br />
territorial también deben ser un pilar central en las políticas de<br />
desarrollo. Por una parte, deberían acrecentarse los ingresos<br />
provenientes de la producción agrícola mediante el fomento<br />
y desarrollo productivo, pero, al mismo tiempo, las nuevas<br />
políticas han hecho hincapié en el mercado de trabajo rural,<br />
especialmente en reconocer la especificidad del empleo rural y<br />
las múltiples categorías que a él se asocian (empleo temporal,<br />
agrícola, familiar no remunerado y otras) (FAO, 2013). Por otra<br />
Recuadro IV.6<br />
Políticas rurales con enfoque territorial<br />
parte, las transferencias públicas a los hogares, como parte del<br />
componente no contributivo de la protección <strong>social</strong> —como los<br />
programas para combatir la precariedad en la vejez rural o los<br />
programas de transferencias condicionadas— aparecen como<br />
nuevas alternativas para contrarrestar la pobreza rural (Rossel,<br />
2012). Finalmente, para las áreas rurales es muy importante la<br />
preservación de la biodiversidad y los equilibrios ecosistémicos.<br />
En la actualidad, al menos desde el punto de vista formal, hay una<br />
inquietud específica por los efectos ambientales de la ocupación<br />
y explotación de las zonas rurales, lo que ratifica la diferencia<br />
respecto de los programas de asentamiento de población del<br />
pasado, que no consideraron estos asuntos (CEPAL, 2012c).<br />
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura<br />
(FAO), Pobreza rural y políticas públicas en América Latina y el Caribe, Santiago, 2013; C. Rossel, “Protección <strong>social</strong> y pobreza rural en América Latina”,<br />
documento presentado en el VII Seminario Internacional “Seguridad alimentaria, pobreza rural y protección <strong>social</strong> en América Latina y el Caribe”, Santiago,<br />
22 y 23 de noviembre de 2012; y CEPAL, Población, territorio y desarrollo sostenible. Síntesis (LC/L.3475(CEP.2/4)), Santiago, 2012.<br />
En materia <strong>social</strong>, la ejecución de muchos de los programas de reducción de la pobreza —entre ellos los programas<br />
de transferencias condicionadas— es descentralizada. También destacan las políticas dirigidas a mejorar la infraestructura<br />
<strong>social</strong>, como la construcción y mejora de escuelas y servicios sanitarios en zonas vulnerables y aisladas, la instalación de<br />
servicios de agua potable e infraestructura de riego en sectores donde se carece de agua para regadío, y el mejoramiento<br />
de la conectividad de acceso a Internet. Esta última medida, en particular, hace posible reducir las brechas territoriales<br />
de acceso, calidad y tratamiento oportuno de los problemas de salud por medio de la telemedicina, con servicios como<br />
las interconsultas o una segunda opinión vía Internet en zonas aisladas (CEPAL, 2010a).<br />
También se han hecho esfuerzos en políticas relacionadas con la infraestructura productiva, con medidas entre<br />
las que destacan la construcción de infraestructura o el establecimiento de vías para la conectividad física y virtual,<br />
que facilitan la comercialización de productos locales y la distribución de alimentos, la promoción de acuerdos<br />
comerciales, y el impulso de estrategias que evitan que los pequeños productores queden excluidos de los procesos<br />
de producción y comercialización. Asimismo, se han promovido modelos de asociatividad de múltiples actores para<br />
actividades productivas locales (CEPAL, 2012c) y, de manera progresiva, se ha ido incorporando en las políticas de<br />
fomento productivo, capacitación y formación laboral, investigación y tecnología, la noción de territorio como un<br />
instrumento para gestionar su desarrollo.<br />
Capítulo IV<br />
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