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Desarrollo social inclusivo

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Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)<br />

Recuadro IV.2 (conclusión)<br />

La nueva Agenda 2030 para el <strong>Desarrollo</strong> Sostenible,<br />

aprobada en el septuagésimo período de sesiones de la Asamblea<br />

General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015, en el<br />

Objetivo de <strong>Desarrollo</strong> Sostenible 8 (Promover el crecimiento<br />

económico sostenido, <strong>inclusivo</strong> y sostenible, el empleo pleno<br />

y productivo y el trabajo decente para todos) reafirma y amplía<br />

el compromiso con la promoción del trabajo decente. Entre<br />

las metas que componen el Objetivo 8 están: mantener el<br />

crecimiento económico per cápita; lograr niveles más elevados<br />

de productividad económica mediante la diversificación,<br />

la modernización tecnológica y la innovación; promover<br />

políticas de desarrollo productivo; alentar la oficialización y el<br />

crecimiento de micro y pequeñas empresas; lograr el empleo<br />

pleno y productivo y garantizar un trabajo decente para todos<br />

los hombres y mujeres, incluidos los jóvenes y las personas<br />

con discapacidad; lograr la igualdad de remuneración para<br />

trabajo de igual valor; reducir sustancialmente la proporción<br />

de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios<br />

ni reciben capacitación; erradicar el trabajo forzoso y poner<br />

fin a las formas modernas de esclavitud; poner fin al trabajo<br />

infantil en todas sus formas; proteger los derechos laborales<br />

y promover un entorno de trabajo seguro y protegido para<br />

todos los trabajadores, incluidos los migrantes, en particular<br />

las mujeres migrantes, y las personas con empleos precarios;<br />

poner en marcha una estrategia mundial para el empleo de<br />

jóvenes, y aplicar el Pacto Mundial para el Empleo de la OIT.<br />

Dimensiones del trabajo decente<br />

En la Reunión Tripartita de Expertos sobre la Medición del<br />

Trabajo Decente, un encuentro de expertos gubernamentales,<br />

organizaciones sindicales y de empleadores, y miembros de<br />

la academia, organizado por la OIT en Ginebra en septiembre<br />

de 2008, se definió una propuesta de diez dimensiones para<br />

medir el trabajo decente: oportunidades de empleo; ingresos<br />

adecuados y trabajo productivo; seguridad <strong>social</strong>; estabilidad y<br />

seguridad en el trabajo; jornada decente de trabajo; igualdad de<br />

oportunidades y de trato; conciliación entre trabajo y vida personal<br />

y familiar; trabajo a ser abolido; ambiente de trabajo seguro;<br />

diálogo <strong>social</strong> y representación de empleadores y trabajadores.<br />

La metodología definida en esa ocasión también contempla<br />

diversos indicadores relativos al contexto socioeconómico que<br />

condicionan las posibilidades de generación de trabajo decente.<br />

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de L. Abramo, Uma década de promoção do Trabalho Decente no Brasil, Brasilia,<br />

Organización Internacional del Trabajo (OIT), 2015; OIT, Trabajo decente en las Américas: una agenda hemisférica, 2006-2015. Informe del Director<br />

General, Ginebra, 2006; Naciones Unidas, Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el <strong>Desarrollo</strong> Sostenible (A/70/L.1), 2015.<br />

a<br />

En 2008 se incorpora la nueva meta 1.B al Objetivo 1 de los ODM (“Alcanzar empleo pleno y productivo y trabajo decente para todos, incluyendo mujeres<br />

y jóvenes”), medida por cuatro indicadores: tasa de crecimiento del PIB por ocupado, relación empleo-población, proporción de la población ocupada con<br />

ingresos inferiores a un dólar por día y proporción de la población ocupada que trabaja por cuenta propia o en una empresa familiar.<br />

1. Generar empleos productivos y de calidad<br />

Para la CEPAL, el proceso de desarrollo con generación de empleo productivo, de calidad y con plena titularidad<br />

de derechos tiene como eje el cambio estructural progresivo, que supone: políticas macroeconómicas adecuadas<br />

y políticas sectoriales y de desarrollo productivo que absorban a la población en edad de trabajar; políticas activas<br />

de estímulo a sectores de alta productividad con mayor intensidad en conocimiento y fuerte dinamismo de sus<br />

demandas interna y externa; políticas que promuevan la expansión de pequeñas y medianas empresas para cerrar<br />

las brechas entre los diferentes segmentos de productividad; políticas educativas y de capacitación, y un mercado<br />

financiero eficiente e <strong>inclusivo</strong> que permita estimular la tasa de ahorro (CEPAL, 2014a; Weller y Kaldewei, 2013).<br />

El desafío estratégico de generar empleo de calidad supone, por lo tanto, la integración de diversas áreas de<br />

política, y gana mayor importancia en una coyuntura de menor crecimiento económico, con efectos negativos<br />

esperados sobre el mercado de trabajo. Especial atención merece la situación de los jóvenes de ambos sexos, las<br />

mujeres y las poblaciones más discriminadas y que están sobrerrepresentadas en las situaciones de indigencia,<br />

pobreza, vulnerabilidad e informalidad y precariedad laboral, como los indígenas y los afrodescendientes.<br />

Capítulo IV<br />

2. Promover la formalización del trabajo y la extensión de la protección <strong>social</strong><br />

Uno de los avances más significativos de la región en el período reciente ha sido el aumento de la formalización del<br />

trabajo, con efectos positivos sobre los niveles de pobreza y desigualdad, acceso a derechos y a la protección <strong>social</strong>,<br />

y una mayor estructuración de las relaciones en el mundo laboral. Ese aumento, como se analizó en el capítulo I, ha<br />

sido resultado tanto de la generación de nuevos empleos formales, como de la formalización de empleos informales.<br />

Sin embargo, los desafíos pendientes son aún de gran magnitud. Según CEPAL/OIT (2014), casi la mitad (46,8%) de<br />

las ocupaciones no agrícolas en América Latina son informales (dato para 2013). Además, la tendencia positiva verificada<br />

en los últimos años puede revertirse en un contexto de mayor incertidumbre económica y posible elevación de las tasas<br />

de desempleo. Por lo tanto, la región enfrenta el reto de consolidar y profundizar lo avanzado y seguir promoviendo<br />

la formalización de los empleos y los emprendimientos mediante distintos mecanismos regulatorios y de incentivos.<br />

Además del avance de la formalización entre los asalariados, en varios países de la región se ha puesto en<br />

marcha una amplia batería de instrumentos de formalización y de flexibilización de los criterios de elegibilidad<br />

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