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<strong>Desarrollo</strong> <strong>social</strong> <strong>inclusivo</strong>: una nueva generación de políticas para superar la pobreza...<br />
otra manera más precisa de evaluar si los programas de transferencias condicionadas están garantizando un piso<br />
básico de ingresos a las familias pobres y extremadamente pobres es comparar los montos de las transferencias con<br />
el déficit mensual de recursos de dicha población, que se refiere a la distancia entre los ingresos generados por esas<br />
familias y la línea de pobreza o extrema pobreza 6 . En el Brasil, el programa Bolsa Família desde 2013 incorpora un<br />
beneficio para la superación de la extrema pobreza, que transfiere a las familias un monto necesario para cubrir la<br />
brecha de ingreso respecto de la línea de extrema pobreza 7 .<br />
También es importante que los programas contemplen mecanismos de indexación automática amparados en<br />
leyes, para que las transferencias no pierdan valor en el tiempo, defendiéndolas de la inflación y, especialmente, del<br />
alza del precio de los alimentos (Cecchini y Madariaga, 2011). En la región existen ejemplos en ese sentido, como<br />
Chile Solidario y las Asignaciones Familiares en el Uruguay. En otros países, como la Argentina, el Brasil o México,<br />
los montos han sido ajustados en varias ocasiones, pero el proceso de ajuste no está amparado en la ley.<br />
Las transferencias de ingreso para la superación de la pobreza tienen un impacto redistributivo y se financian<br />
con recursos fiscales. Dos argumentos se han utilizado para objetarlas. Por una parte, se alega la insuficiente<br />
capacidad fiscal de los países. Sin embargo, simulaciones de impacto y análisis sobre la capacidad fiscal indican<br />
que en la región hay margen, aunque diferenciado, para implementar esos programas (CEPAL, 2010a; Filgueira y<br />
Espíndola, 2014) 8 . Otro argumento esgrime que las transferencias desincentivan la inserción laboral de las personas.<br />
Este argumento es erróneo por dos motivos: a) porque los montos de las transferencias apenas permiten alcanzar<br />
umbrales mínimos de consumo y generalmente no permiten superar la condición de pobreza, y b) porque la<br />
expansión de las transferencias monetarias ha ido acompañada de un incremento de las tasas de actividad en los<br />
hogares beneficiarios. En contraposición a estas objeciones, la evidencia empírica muestra que las transferencias<br />
de ingreso para la superación de la pobreza en algunos casos tienen efectos positivos en términos redistributivos y<br />
económicos, los que fueron analizados en el capítulo II.<br />
Desde un enfoque de derechos y de inclusión <strong>social</strong> y con fundamento económico, existen buenas razones<br />
para defender el aumento del monto y de la cobertura de los programas de transferencia de ingresos como parte de<br />
un sistema de garantía de ingresos. La primera es la igualdad de derechos <strong>social</strong>es que concierne a la ciudadanía.<br />
Los hogares que enfrentan situaciones de choque exógeno o por contingencias personales, y que se ven afectados<br />
por la pobreza y la vulnerabilidad, tienden a descapitalizarse, precisamente por carecer de ingresos suficientes o de<br />
instrumentos que amortigüen el efecto de situaciones adversas. En términos prácticos, y más aún en términos éticos,<br />
es importante evitar el colapso de las economías de hogares. Como la región es frágil en cuanto a estabilizadores<br />
automáticos frente a crisis y choques, se acentúa el papel que los sistemas de garantía de ingresos puedan jugar en<br />
contextos adversos, para contrarrestar los efectos negativos de estas situaciones en el bienestar y sostener la demanda<br />
interna. Por último, la asociación con programas de inclusión laboral y productiva, y los vínculos tanto con políticas<br />
sectoriales de educación, salud y nutrición, como con acciones de expansión de la infraestructura rural y urbana<br />
(electricidad, agua, saneamiento, vivienda), apuestan a acortar la permanencia de los hogares en la pobreza y a<br />
favorecer una mejor inserción laboral de la población en el presente y en el futuro (CEPAL, 2010a).<br />
2. Articulación con los programas de inclusión laboral y productiva rural y urbana<br />
Cuando las transferencias monetarias provenientes de rentas generales son garantizadas y constantes en el tiempo,<br />
proveen un piso de protección que permite a las personas en situación de pobreza buscar insertarse en el mercado<br />
laboral con una mayor capacidad para negociar las condiciones de esa inserción, especialmente en cuanto a no<br />
someterse a formas degradantes o muy desfavorables de trabajo en términos de ingresos y otros aspectos.<br />
Junto con la ampliación de la cobertura poblacional y de los montos de las transferencias, la clave para avanzar<br />
hacia innovadores programas para la superación de la pobreza es contribuir a la inclusión laboral y productiva de<br />
los jóvenes y los adultos en edad de trabajar cubiertos por dichos programas (CEPAL/OIT, 2014).<br />
6<br />
Conforme a lo analizado en el capítulo II, en un ejercicio de Cecchini y Vargas (2015) sobre la base de datos de 2011 se muestra que, en<br />
el promedio regional, los montos mínimos de las transferencias representan el 32% del déficit medio mensual de recursos de la población<br />
extremadamente pobre y el 15% del déficit de la población pobre. La proporción del déficit medio mensual que es cubierta por el monto<br />
máximo de las transferencias equivale al 86% en las familias en extrema pobreza y al 44% en la población en situación de pobreza.<br />
7<br />
Véase el Decreto núm. 7931 del 19 de febrero de 2013 de la Presidencia del Brasil.<br />
8<br />
Filgueira y Espíndola (2014) estiman, por ejemplo, el costo de entregar una transferencia monetaria de hasta un monto equivalente a<br />
1 línea de pobreza para cada niño de 0 a 17 años que vive en una familia vulnerable (con ingresos per cápita de hasta 1,8 líneas de<br />
pobreza), que complemente las transferencias monetarias que los países ya estén entregando a dicha familia. Los costos estimados<br />
alrededor de 2011 varían entre un mínimo del 0,34% del PIB en la Argentina y un máximo del 10,9% del PIB en Guatemala.<br />
Capítulo IV<br />
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