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<strong>Desarrollo</strong> <strong>social</strong> <strong>inclusivo</strong>: una nueva generación de políticas para superar la pobreza...<br />
bien, el carácter más ambicioso de la nueva agenda plantea un doble desafío: la necesidad de cerrar las brechas de<br />
cumplimiento de los Objetivos de <strong>Desarrollo</strong> del Milenio y de integrar los contenidos y temáticas de la nueva agenda<br />
al horizonte de las políticas públicas a nivel nacional y regional. Por ello, la entrada en vigencia de los Objetivos de<br />
<strong>Desarrollo</strong> Sostenible no exime del cumplimiento de los ODM que no fueron satisfechos.<br />
1. Un abordaje más integral y multidimensional de la pobreza<br />
La pobreza es un conjunto de privaciones respecto a un estándar de vida que debieran alcanzar todas las<br />
personas y por sí misma expresa una condición de violación de derechos humanos fundamentales. La pobreza<br />
daña gravemente a las personas y a las sociedades, disminuye los años de vida de segmentos de la población<br />
que de otra manera vivirían más tiempo y en mejores condiciones y, en general, obstaculiza el desarrollo de las<br />
capacidades y potencialidades de los seres humanos. La pobreza extrema implica un nivel crítico de privación<br />
que pone en entredicho la sobrevivencia de las personas. Ambos fenómenos, pobreza y pobreza extrema, se<br />
encuentran interrelacionados entre sí y con la problemática de la desigualdad. La experiencia ha enseñado que la<br />
mejor manera de combatir la pobreza extrema es combatiendo la pobreza en general y que la forma más duradera<br />
de disminuir la pobreza total es abatiendo la desigualdad.<br />
La pobreza sigue constituyendo un rasgo característico de América Latina y el Caribe, y se mantiene como un<br />
desafío estructural frente al que se requiere una intervención inmediata y en gran escala. Los Objetivos de <strong>Desarrollo</strong><br />
Sostenible ponen a la región ante la necesidad de tomar con toda seriedad y rigor el contenido del Objetivo 1,<br />
“poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo”. En efecto, si en relación con la meta 1A del<br />
primer Objetivo de <strong>Desarrollo</strong> del Milenio, referida a la reducción a la mitad de la pobreza extrema, se considera,<br />
en cambio, la reducción de la pobreza total entre 1990 y 2015, un desafío en principio más acorde con el grado de<br />
desarrollo relativo de América Latina y el Caribe en el contexto mundial, el avance observado es claramente menor<br />
que el alcanzado respecto de la pobreza extrema (Naciones Unidas, 2010a y 2013).<br />
Por tanto, las metas del Objetivo 1 constituyen un avance para la región, ya que son un poco más ambiciosas<br />
que las de los ODM y se abren a una perspectiva multidimensional. En dichas metas se vincula la reducción de la<br />
pobreza a la protección <strong>social</strong>, a la vulnerabilidad ante eventos climáticos extremos y otras catástrofes (de particular<br />
relevancia para los países del Caribe, una subregión expuesta a fenómenos naturales extremos, magnificados por el<br />
cambio climático y la degradación ambiental) y a la garantía del derecho a servicios básicos y a recursos económicos,<br />
y se pone un énfasis explícito en grupos de personas que están sobrerrepresentadas en esa situación, como son las<br />
niñas y los niños, y las mujeres. Erradicar de aquí a 2030 la pobreza extrema (como se plantea en la meta 1.1) es<br />
un logro factible para la región; podrían acordarse avances más ambiciosos a nivel regional o nacional (véase el<br />
cuadro V.2). Ciertamente, la posibilidad mencionada en la meta 1.2 de utilizar definiciones nacionales de pobreza<br />
permitirá ajustar mejor los esfuerzos y el seguimiento de la agenda en este ámbito a las realidades nacionales.<br />
Asimismo, la meta 1.2, en que se propone “de aquí a 2030, reducir al menos a la mitad la proporción de hombres,<br />
mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones<br />
nacionales”, se acerca más al espíritu del Objetivo 1 (referente a poner fin en todo el mundo a la pobreza en todas sus<br />
formas, no solo a la pobreza extrema) y puede constituir una plataforma para que la región se proponga metas más<br />
ambiciosas en términos absolutos (en el sentido de reducir de manera significativa el número absoluto de personas<br />
que viven en pobreza) y haga el máximo esfuerzo para acercarse al propósito central del objetivo, así como para<br />
avanzar en las definiciones nacionales de pobreza desde un enfoque de derechos.<br />
Del mismo modo, la reducción de la pobreza está relacionada con la disminución de la desigualdad. El logro<br />
de sistemas de protección <strong>social</strong> que garanticen estándares universales de bienestar y de acceso a servicios públicos<br />
y <strong>social</strong>es permite avanzar en ambos frentes. No obstante, las metas plantean un marco muy general 1 . Se requerirá<br />
mayor concreción y articulación de las políticas, medios de implementación e indicadores definidos a nivel nacional y<br />
regional para avanzar en el cumplimiento de uno de los objetivos centrales de los Objetivos de <strong>Desarrollo</strong> Sostenible:<br />
la disminución de la desigualdad.<br />
1<br />
Por ejemplo, el enfoque de derechos no se evoca en todas las dimensiones relevantes para superar la pobreza (como el derecho a la<br />
educación, la salud o la seguridad <strong>social</strong>), ni se definen claramente el alcance y los contenidos de los sistemas de protección <strong>social</strong>.<br />
Capítulo V<br />
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