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Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)<br />
3. Garantizar la participación <strong>social</strong><br />
El enfoque de derechos implica un cambio de paradigma: no considerar a las personas como beneficiarias pasivas<br />
y objetos de intervenciones públicas, sino como titulares de derechos. De allí la importancia de instituir canales de<br />
participación, tanto para canalizar demandas e información sobre necesidades <strong>social</strong>es insatisfechas, como respecto<br />
del diseño, la operación y la evaluación de políticas y programas. En las estrategias de desarrollo <strong>social</strong> y los programas<br />
de superación de la pobreza, la participación y el diálogo deben incorporarse en las decisiones estratégicas. Una<br />
tarea pendiente en varios países es establecer mecanismos claros y permanentes de diálogo y concertación con los<br />
actores políticos y <strong>social</strong>es, en el marco de espacios y procesos participativos donde estos intervengan con capacidad<br />
y legitimidad para representar los intereses de la ciudadanía.<br />
4. Avanzar en calidad de la gestión: información, transparencia y rendición de cuentas<br />
El establecimiento de reglas y procedimientos claros y verificables relativos a la implementación de las políticas y<br />
programas <strong>social</strong>es, así como el acceso a la información pública relacionada con su funcionamiento, coartan las<br />
probabilidades de un uso ineficiente, discrecional o político de las políticas <strong>social</strong>es. Por tanto, los mecanismos<br />
de rendición de cuentas y la disponibilidad de la información pública relativa al funcionamiento de las políticas y<br />
los programas <strong>social</strong>es han cobrado creciente relevancia para asegurar un uso eficiente de los recursos y apuntalar<br />
la legitimidad y credibilidad de tales políticas ante la ciudadanía. La rendición de cuentas tiene dos dimensiones<br />
complementarias: los mecanismos “verticales”, mediante los cuales los actores gubernamentales deben responder a<br />
los cuestionamientos y demandas de diversos actores <strong>social</strong>es (los participantes de los programas, las organizaciones<br />
civiles, la opinión pública y la ciudadanía en general), y los mecanismos “horizontales”, conforme a los cuales<br />
una entidad gubernamental tiene el mandato de vigilar las acciones de otras entidades públicas (O’Donnell, 2003;<br />
Mainwaring y Welna, 2003). Avanzar en ambas dimensiones es indispensable para que las políticas y los programas<br />
<strong>social</strong>es estén sujetos lo menos posible a un uso político o clientelar, gocen de una creciente legitimidad <strong>social</strong> y<br />
sean palancas para el ejercicio de derechos.<br />
Buena parte de los desafíos mencionados de la institucionalidad <strong>social</strong> se magnifican por la falta de<br />
capacidades técnicas del Estado. Entre las vías para apuntalar esas capacidades se encuentran los conocimientos<br />
e instrumentos para el diagnóstico <strong>social</strong>, el monitoreo y la evaluación, la calidad de los registros administrativos,<br />
la generación de estadísticas e indicadores sectoriales, y el diálogo y aprovechamiento de los sistemas estadísticos<br />
nacionales. En este sentido, es fundamental fortalecer los sistemas de planificación y evaluación de la política<br />
<strong>social</strong> y establecer una relación sinérgica y un diálogo productivo entre ambos. También es esencial desarrollar<br />
las capacidades de evaluación interna de las instituciones y conformar instancias adecuadas que gocen de la<br />
independencia y autonomía indispensables para el cumplimiento de las funciones de evaluación externa de<br />
programas y políticas <strong>social</strong>es.<br />
5. Asegurar el financiamiento<br />
La región ha avanzado en términos de financiamiento de las políticas de desarrollo <strong>social</strong>, pero esos avances han<br />
sido heterogéneos e insuficientes. Con frecuencia, la importancia de los programas no se traduce en el monto<br />
de recursos a ellos destinados, como en el caso de los programas de transferencias monetarias condicionadas.<br />
Se requiere, por tanto, avanzar para garantizar recursos suficientes y estables para los desafíos de la política<br />
de desarrollo <strong>social</strong>, en particular la referente a protección <strong>social</strong> para la población en situación de pobreza e<br />
indigencia. Esto es particularmente relevante en la actual fase del ciclo económico.<br />
Por ello, es necesario continuar trabajando en fórmulas innovadoras de recaudación, como las relacionadas<br />
con regalías por la explotación de recursos naturales, ingresos por servicios ambientales y reglas fiscales que<br />
potencien la estabilidad de los recursos. Avanzar hacia el desarrollo de reglas fiscales que, consecuentes con<br />
la reafirmación del enfoque de derechos, aseguren los recursos necesarios, es otro elemento clave para dar<br />
sostenibilidad a las políticas.<br />
Capítulo IV<br />
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