Municipio y centralización monárquica a finales de la - RUA ...

Fragmentos de ideología política urbana en la castilla
bajomedieval
rey, et a pro et a guarda del et de uso et de nos», es decir,
tomando esa opción de sumisión sin reservas, antitética de la
planteada por los concejos hermanados, puesta en cuestión
por éstos, a los que se acusa por los sevillanos de protagonizar
una «grant falsedad» (nota 13).
Es, seguramente, ese criterio de lealtad condicionada que se
halla en el origen de la hermandad general que se establece
en 1295, en los comienzos de la minoridad de Fernando IV, lo
que motiva que los concejos se consideren obligados a ejercer
un cierta forma de tutela sobre el reino en un contexto
de desgobierno (nota 14), considerando que tienen una responsabilidad
particular con respecto a todo el reino en orden
a garantizar su «pro e guarda» (nota 15). Tal planteamiento
puede tener una lectura que va más allá de lo puramente retórico,
pues, en defi nitiva, al reivindicar para sí los concejos,
a través de la hermandad, esa función de tutela de hecho, se
situaban, por lo que se refería a sus pretensiones de infl uencia
política, en ese contexto de desgobierno, en una posición,
cuando menos, equiparable a la de los propios tutores reales,
lo que podía justifi car con respecto a éstos un derecho de
negociación entre iguales.
De este modo, la ausencia de gobierno regio efectivo, motiva
un efecto de indefensión, que justifi ca por sí mismo el que
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