Municipio y centralización monárquica a finales de la - RUA ...

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José Manuel Nieto Soria
valor» (nota 39). El rey ofrecerá una respuesta de lo más
cautelosa, remontándose a las Cortes de Briviesca y aceptando,
al menos aparentemente, la exigencia de renuncia
a las denominadas «cláusulas exorbitantes» y, por tanto, al
uso del «poderío real absoluto». Sin embargo, lo que podría
entenderse como una renuncia de valor general, tal como parece
deducirse de la primera parte de la respuesta, queda a
continuación reducido en su aplicación, al puntualizarse que
tal renuncia sólo se produce con respecto a las «cartas que
fueren entre partes o sobre negoçios de personas priuadas»
(nota 40). En consecuencia, quedaba con ello perfectamente
legalizado el uso del «poderío real absoluto» para todo lo demás
y, muy en particular, para aquello que va a ser su ámbito
característico de aplicación: la gracia y la merced, que tan
directamente afectaban a la política municipal.
Fueron éstas las manifestaciones principales de la resistencia
de las ciudades a aceptar el progresivo avance de la
monarquía hacia soluciones absolutistas en la práctica de
su participación en la gobernación del reino. Sin embargo,
no dejó de producirse manifestaciones de una cierta actitud
acomodaticia de las ciudades hacia estas prácticas, de modo
que a la vista de determinadas expresiones, se tiene la sensación
de que entraron en el juego de una concepción de las
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