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DESARROLLO ECONÓMICO SOSTENIBLE, RELACIONES ...

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según el caso, pánico, crisis, depresión o recesión, con su secuela de desempleo e<br />

incertidumbre generalizada, fenómenos teóricamente incompatibles con el sistema neoclásico.<br />

Surge pues un grave conflicto con la teoría marginal de la determinación de los precios y<br />

salarios y con la teoría del valor y de la distribución. Igualmente surge un conflicto con la ley<br />

de Say. Progresivamente se genera un exceso de oferta, una sobreproducción generalizada<br />

frente a una escasez de demanda, una insuficiente capacidad adquisitiva. Y como la depresión<br />

se halla excluida por la teoría, esta no tiene necesidad de incorporar elementos para solucionar<br />

tal eventualidad. La adhesión a la ley de Say y la consiguiente incapacidad del sistema<br />

neoclásico para enfrentar la Gran Depresión fueron las condiciones que condujeron a lo que se<br />

denominó la Revolucion Keynesiana, revolución que muchos habían previsto. Tanto en el<br />

campo práctico como en el académico hubo keynesianos antes de Keynes. En este segundo<br />

sentido, en Suecia, dos generaciones de economistas habían desarrollado un examen crítico de<br />

las ideas económicas relacionadas con los asuntos públicos, logrando inclusive que sus<br />

reflexiones orientaran las políticas y los métodos de la administración pública.<br />

1.2.2.2 Los Postulados Básicos de John M. Keynes<br />

El equilibrio con subempleo, la abolición de la ley de Say, la necesidad de promover la<br />

demanda acudiendo a gastos públicos, más allá de los ingresos disponibles, representan los<br />

elementos centrales del sistema propuesto por J. M. Keynes para la salida de la crisis. Antes<br />

de Keynes, no existían en los presupuestos nacionales, ni los gastos de inversión ni los de<br />

funcionamiento y la teoría de la tributación aún se movía sobre las huellas de A. Smith.<br />

Para Keynes la economía moderna no encuentra necesariamente su equilibrio en el pleno<br />

empleo, por el contrario es posible un equilibrio con desempleo. En este caso la ley de Say no<br />

rige y puede haber una escasez de la demanda. Ante tal situación el gobierno puede y debe<br />

tomar medidas para subsanarla. Keynes revierte los términos de la ley de Say; para él sería la<br />

demanda el factor propulsor del equilibrio. Bajo esta concepción, la cuestión más importante<br />

para la economía era establecer cómo se determinaban los niveles de producción y de empleo,<br />

preocupación que como se verá posteriormente será retomada en la formulación de los<br />

primeros modelos de crecimiento, a partir del modelo Harrod-Domar.<br />

El mismo Keynes, a diferencia de lo que se planteaba en la tradición clásica y neoclásica, no se<br />

podían reducir los salarios como medida para resolver el desempleo pues ello conduciría a un<br />

equilibrio con un nivel inferior de producción y de empleo. Los gobiernos no podían esperar el<br />

remedio de fuerzas autocorrectoras pues el equilibrio con desempleo resultaría estable y<br />

persistente. Tampoco se podía confiar en que la reducción de la tasa de interés elevara<br />

necesariamente la inversión pues más bien aumentaría la preferencia por la liquidez. Por lo<br />

tanto, la única manera de destruir el equilibrio con subempleo consistía en la intervención del<br />

Estado para elevar el nivel de los gastos de inversión mediante la emisión de deuda pública y<br />

el aumento del gasto público: acudir al déficit deliberado. Gastando en forma deliberada y<br />

voluntaria los ahorros no utilizados del sector privado.<br />

Como resultado de la revolución keynesiana, en adelante, se confiaba al Estado la tarea de<br />

dirigir el funcionamiento general de la economía. Hubo consenso en cuanto a la<br />

responsabilidad del gobierno, en lo fundamental del Banco Central, aunque no se presentó<br />

unanimidad de criterio acerca de las medidas que debían aplicarse. "Se había disipado la<br />

creencia en la posibilidad del pleno empleo con el mantenimiento de precios estables, que sólo<br />

persistió en las mentes de algunos excéntricos. Pero la enseñanza y los debates acerca de<br />

cómo podrían asegurarse el pleno empleo y la estabilidad de los precios quedaron en lo<br />

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