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Alberto Fuguet - Mala Onda.pdf - Colegio

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¿o, ni dentro ni fuera. Soy el único al tanto de este secreto que avergüenza a todos, pero a<br />

mí me llena de orgullo. Y de poder, creo.<br />

Esta revelación —porque para mí lo es— se produjo por casualidad. Y gracias a mi tesón.<br />

Estábamos almorzando donde mis abuelos. Era feriado, el 21 de mayo. Increíblemente, mi<br />

familia celebra ese día. Y eso que no somos marinos ni creemos en las causas perdidas. Es<br />

una extraña tradición que, ahora que lo pienso, quizás se deba a que Hungría es un país<br />

mediterráneo y a que eso de celebrar el mes del mar y el Combate Naval de Iquique con un<br />

almuerzo familiar les parece irresistiblemente exótico. La empleada de mi abuela es chilota<br />

y famosa por sus paellas, que son como los curantos. La excusa, en realidad, es comer arroz<br />

con mariscos.<br />

Después de almuerzo, me hallaba hojeando un National Geographic en el escritorio del<br />

Tata Iván cuando sonó el teléfono. Lo atendí; era una voz en inglés. Llamaban de Londres.<br />

De parte de la señora Rachel Roth-man. Querían hablar con el doctor Istvan Rothman. Le<br />

dije que estaba equivocada. Entonces la voz dijo «Istvan Jaeger». Pregunté de parte de<br />

quién. La voz me dijo que de parte de una abogada: Mrs. Janice Ashmore. La que hablaba<br />

era su secretaria. Volví al living y le dije al Tata que lo llamaban de larga distancia, de<br />

Inglaterra. Que era una abogada. Él se paró y desapareció en su escritorio. Mi abuela se<br />

puso nerviosa. Entonces yo dije:<br />

—Preguntaron por un doctor Rothman.<br />

Mi abuela y mi madre palidecieron a la vez, pero el resto siguió con el café y los chocolates<br />

de LaJVarsovienne.<br />

188<br />

189<br />

—Era un amigo de tu abuelo. Muy querido. Ojalá no sean malas noticias —dijo mi abuela,<br />

con un acento que me pareció más forzado que de costumbre.<br />

Esa misma tarde llamé a la tía Loreto Cohn. Estaba deprimidísima. Detesta los feriados,

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