Alberto Fuguet - Mala Onda.pdf - Colegio
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con las hojas nuevas y flores y hasta la cordillera se ve entera, cero smog, con un buen poco<br />
de nieve allá en el Colorado, creo.<br />
Esto es sospechoso: no hay nadie. Ni la Carmen. Hoy es sábado. Y esta mierda debería<br />
estar repleta, pero no pasa nada. El refrigerador está vacío: deben estar en el Jumbo. O<br />
fueron asesinados por algún Hijo de Sam criollo y llevados al Médico Legal, pero, como<br />
estaba durmiendo tan profundamente, no quisieron despertarme.<br />
Obviamente, me duele la cabeza. Dos Mejórales con un poco de jugo de pomelo Soprole.<br />
Algo de quesillo, medio amarillento y ácido. En la ducha, me afeito las pelusas con un<br />
espejo redondo de dos lados: uno normal, donde me veo peor de lo que tenía contemplado,<br />
y otro que lo agranda todo en forma exagerada, lo que me obliga a percatarme de un punto<br />
negro justo en un ángulo de la nariz. Esto me hace acordarme de la Miriam. Me jabono<br />
harto, pero no me caliento, y salgo, me visto, me peino hacia atrás, como si fuera Tra-volta<br />
o algo peor, y me doy cuenta de que estoy absoluta y aterradoramente aburrido.<br />
En la pieza de la Francisca encuentro la última 19 y la hojeo un rato, pero siento un<br />
repentino asco por la cantidad de imbecilidades que he asimilado en mi corta vida: el<br />
divorcio de dos de los Abba, los orígenes religiosos de Donna Summers, la afición a las<br />
drogas de Peter Frampton, el futuro post Familia Partridge dd David Cassidy y otros datos<br />
igualmente imprescindil bles. Lo que más me deprime es reconocer que soy uí adicto a la<br />
sección «Querida Margara», que escribe una tal Margara Urzúa. Es, obviamente, lo peor de<br />
la 19-Mi obsesión por ella debe ser edípica porque la mina es vieja, como de la edad de mi<br />
madre. Según la Francisca, es más loca que una cabra, tiene varios divorcios a<br />
su haber y una hija muy rica que se mete con todos ya que la Margara es incapaz de<br />
controlarla, porque no va a estar haciéndose la cartucha en la vida real si no lo es en su<br />
columna.<br />
Me llevo la revista a mi pieza, me tiro sobre la cama aún sin hacer y enciendo el equipo:<br />
irrumpe esa horrorosa canción Píntame con besos de Albert Hammond, ésa que el más<br />
creído de todos los de Música Libre dobla día por medio. En realidad, es la mejor<br />
alternativa de fondo para leer basura, así que asumo mi decadencia y dejo que suene y hasta<br />
me preparo para Air Supply o Andy Gibb. Abro la revista, hojeo el ranking y busco la<br />
sección fetiche. «Querida Margara» es lo mejor: el único lugar donde uno capta lo que<br />
realmente está pasando y llega a darse cuenta de que hay cualquier gente en la misma. Pero,<br />
eso sí, «Querida Margara» no tendría tanto éxito si no fuera por la foto. Es mi teoría y hay<br />
varios que están de acuerdo, incluyendo el Lerner y mi prima Camila, que estoy seguro fue<br />
la que escribió una muy comentada carta en la que una mina le anunciaba a la Margara que<br />
había perdido la virginidad sin sentir culpa alguna, en una muy estirada fiesta de quince<br />
años a la que me invitaron pero no fui.