Alberto Fuguet - Mala Onda.pdf - Colegio
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La teoría respecto a la foto tiene dos partes. Una es la de la credibilidad: nos asegura que la<br />
comadre existe. Incluso mi madre dice ubicarla, porque hacía yoga en el instituto de una<br />
amiga suya y era compañera de curso de una hermana del tío Sandro. Por eso uno le cree;<br />
no como en la Coqueta o Intimidades, esas revistas enanas y tropicaloides que leen las<br />
minas en clases y se creen lo precursoras porque hablan de secreciones vaginales, aunque<br />
en el fondo son tan conservadoras y tan últimas como Temas de Hombre de La Tercera,<br />
que es realmente lo peor.<br />
La otra parte de la teoría es más masculina, más sexual, pienso. La Margara es lo que se<br />
llama una vieja ti-rable. En la foto está sentada en el suelo, en un cojín, con una malla<br />
apretada. Es algo plana. Por lo que escribe se nota, de todas formas, que le gusta el hueveo<br />
y le sobra experiencia (pero ahora le falta). Además, en esa misma foto aprieta a un perro<br />
salchicha que tiene los: ojos saltones y mira a la cámara, delatando un cierto'-goce que es<br />
como difícil de explicar pero calienta. Co-» sa de leer sus consejos para percatarse de que<br />
está obsesionada con huevones jóvenes. Por eso la leemos. Y por 1 eso le escribimos, yo<br />
cacho.<br />
Lo que pasa es que incita. «Tira los cagados», como se dice. Pero por escrito, lo que es más<br />
novedoso. Con el Nacho leímos la carta que le atribuimos a mi prima Camila (que tiene<br />
trece pero es bastante potable). Ella lo niega pero todo calza demasiado bien porque un<br />
primo del Nacho estuvo en la fiesta ésa, que fue en un fundo por Pirque; ahí estaba la<br />
Camila, muy pasada, atinando demasiado con un jugador de polo argentino que se juraba lo<br />
mejor. En la carta, la Camila dice que fue «un rugbista uruguayo», pero se delata cuando<br />
cita demasiado la onda con los caballos (mi prima, por cierto, es equitadora y usa esos<br />
apretadísimos pantalones blancos) y el lugar geográfico («había unas palmeras, lo que me<br />
hizo pensar que estábamos solos en una isla...», escribió la muy puta). El asunto es que el<br />
Nacho y yo decidimos inventar otros dos casos para ver si la Márgara contestaba las cartas<br />
(donde incluía sus «consejos para la vida») o si todo eran inventos de las periodistas.<br />
Después de fumarnos unos pitos, cada uno agarró lápiz y cuaderno y nos lanzamos a<br />
escribir.<br />
La del Nacho era obviamente la más extraña y cinematográfica: dos amigos se disputan una<br />
mina que se embaraza de no se sabe cuál de los dos, ella aborta y se mete con el hermano<br />
mayor de uno de los que la embarazaron, que es médico y la ayuda con lo del raspaje. El<br />
hermano menor se enfurece y se mete con la polola del médico, pero, al descubrir que la<br />
tipa es algo lesbiana y está tratando de seducir a la mina que abortó, se droga tanto que<br />
termina acostándose con el amigo, quien, confundido, engancha y se enamora de él; al<br />
final, el amigo principal (el del hermano médico que perdona y redime a la lesbiana) le<br />
cuenta todo a la mina, vuelve con ella y se casan apurados y terminan siendo padres de<br />
unos mellizos regordetes; el otro tipo, desesperado de celos por partida doble, se vuelve<br />
maricón (es un dependiente que no puede olvidar ni al amigo/amante ni a la mina), así que<br />
sale con unos milicos millonarios que le pagan con cocaína y ropa súper fina, pero pronto<br />
se da cuenta de que todo es un asco y se inyecta aire en el baño del Red Pub.<br />
El Nacho la escribió como si fuera él quien terminó convertido en padre de los mellizos<br />
regordetes, y la verdad es que la carta era superentretenida pero poco creíble. Según él, todo