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Alberto Fuguet - Mala Onda.pdf - Colegio

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Sigues dando vueltas. La noche es joven, lo cual es falso pero suena bien. Enciendes la<br />

radio: Anne Murray. Sacas el cassette y lo tiras por la ventana. Te arrepientes. Frenas.<br />

Miras hacia atrás: un Fiat 125 le pasa por arriba, cruje, la cinta queda esparcida en la<br />

avenida, volando al viento. Tu vieja te va a matar.<br />

Continúas. Sintonizas la Concierto, la radio más fiel; la mejor. Julián García Reyes habla de<br />

la paz, del amor, lee una frase para el bronce sobre aquél que espera y aquél que se resigna,<br />

o algo así. Después colocan Emotional Rescue de los Stones, lo que te parece más que<br />

acertado. Estás en Man-quehue, cruzas Apoquindo; sigues hasta Colón y bajas. Pasas por la<br />

casa de McClure, tu rival de la noche. Te detienes. La canción llega a su fin. Abres la<br />

petaca. Te la tomas. Tu cuerpo tirita un poco. Te bajas, tocas el timbre. «Hola, tía, buenas<br />

noches. ¿Está Gonzalo? Espero que no sea muy tarde». «No, hijo, para nada. Fíjate que<br />

Gonzalito salió qué rato, yo le presté la camioneta; total, le falta tan poco para cumplir los<br />

dieciocho y sacar su carnet. Lo mejor es que practique, así pasa el examen sin problemas,<br />

mira que a la hija de una conocida mía la rajaron en la Municipalidad de Providencia, se<br />

quiso morir de vergüenza, a mí me parece el colmo, ¿no crees?».<br />

Sí, claro, el colmo. El huevón te las va a pagar, piensas mientras bajas por Isabel la Católica<br />

en total silencio. Salvo por las bocinas y una patrulla de pacos que escolta a un Mercedes,<br />

que seguro debe ser uno de la Junta; Merino vive por aquí, te han dicho. McClure debe<br />

andar con la Antonia. Lo sospechas. Hace tiempo que anda urgit con ella; por algo la<br />

rondaba tanto en Rio. Y tú, con Cassia, ni te acordaste de eso. Son iguales, piensas, talpa\ ra<br />

cual. Era predecible que se fijara en un tipo tan laterol tan cartucho, tan igual al resto. Tú<br />

eres superior, aunqul ella jamás lo va a reconocer. Pero ésa no te la crees ni tú\ La Antonia<br />

no fue hecha para ti, eso te han dicho todos, ahora se te escapa. La cagaste, huevoncito. Se<br />

va con otro, uno que no la moleste, que deje de refregarle cosas en su contra. Eso te pasa<br />

por torearla, por querer cambiarla, por jurar que podías moldearla a tu onda. Estás<br />

perdiendo, amigo, parece que la hiciste de oro.<br />

Son las 22:43, te fijas. Te detienes en una calle oscura, llena de árboles, se nota que es<br />

primavera por las hojas y el olor de las flores. Un perro ladra tras una reja inmensa, pero<br />

qué importa, tú estás en otra. Abres la guantera, sacas el libro del Automóvil Club, extraes<br />

el origami, vacías un poco del polvillo, lo mueles, lo alineas con tu carnet escolar y con<br />

esapajita de la botillería jalas lo que hay que jalar. Por un segundo piensas en tu viejo, no<br />

sabes bien por qué. Prendes la radio, la pones a todo dar, pura onda disco, Anita Ward,<br />

Sister Sledge, Cheryl Lynn, born, born to be alive... y sigues tomando, terminas la segunda<br />

petaca, la tiras por la ventana, escuchas el estruendo; doblas por Vespucio, dos putas<br />

escondidas te hacen señas, quieres cruzar Apoquindo pero está el hoyo del Metro, la fosa,<br />

así que te desvías, subes por Nevería; logras pasar al otro lado, bajas por Riesco, cruzas<br />

muy despacio frente a los milicos con metralletas que cuidan la Escuela Militar. Finalmente<br />

llegas a El Bosque: te estacionas frente al Juancho's. El neón verde y naranja del letrero te<br />

colorea la piel. Te miras en el espejo: te ves bien. Apagas el motor. Piensas si realmente<br />

valdrá la pena bajarse y entrar y huevear y quién sabe qué más. Tu cerebro dice «anda a<br />

acostarte, has tenido una semana tremenda», pero tu lado Jarrero te ordena bajar e intentar<br />

pasarlo lo mejor posible. Con esa idea te bajas, cruzas la calle, rechazas la rosa envuelta en<br />

celofán que una mendiga te ofrece al pasar y entras al Juancho's con la secreta esperanza de<br />

olvidar lo que ni siquiera sabes que te molesta. Pero eso es solo una idea, un sueño: si se<br />

cumple, buena onda. Y si no, bueno, ésta no es tu primera noche en Santiago. O quizás lo

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