Alberto Fuguet - Mala Onda.pdf - Colegio
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por pánico a que fuera aburrido, subrayaba demasiado cada uno de sus actos. Por eso, al día<br />
siguiente de compartir esa confidencia y ese Sahne-Nuss conmigo, pidió hablar con la<br />
directora. Le dijo, muy educadamente, que estaba embarazada de tres meses y medio y<br />
pedía permiso para continuar en el colegio, que se arrepentía de su mala conducta, que<br />
pensaba asistir hasta justo antes del parto y que, si todo salía bien, esperaba no faltar.<br />
Obviamente, no hubo permiso. Solo escándalo. Le dijeron que debía retirarse del colegio. Y<br />
en forma definitiva, ya que una niñita no podía asistir a clases si era madre de familia. Pero,<br />
eso sí, le recomendaron una clínica donde podían ayudarla a poner remedio a su situación.<br />
Y le dijeron que lo mejor era que se fuera al Liceo Lastarria, donde podía continuar sus<br />
estudios, en horario vespertino por cierto, tal como lo establece el Ministerio.<br />
Al día siguiente, la Ximena asistió a clases. La sacaron de un examen y armó un griterío.<br />
No solo eso: agarró el parlante del colegio, el que usa la inspectora, y se largó a contarle a<br />
todo el mundo su tragedia. Dos días después saltó la reja, ingresó al colegio y colgó unos<br />
afiches de cartulina donde exigía justicia, exponía su caso y acusaba al colegio de inducirla<br />
al aborto, práctica no solo ilegal sino inmoral.<br />
Después de que le dio una patada a la vieja de Biología, que trató de despegar uno de los<br />
afiches que yo mismo ayudé a pegar, la directora llamó a una clínica siquiátrica.<br />
No vi cuando se la llevaron. Sé que la internaron en la misma clínica donde una vez estuvo<br />
una turca que conocí. Cualquier cantidad de gente conocida es inter-<br />
nada ahí cada semana. Por lo que sé, abortó naturalmente debido a las drogas, calmantes y<br />
electroshocks a que la sometieron. Nunca volví a saber de ella. Estuvo unos seis meses ahí,<br />
encerrada. Después se la llevaron a Miami, donde espero que haya conseguido escapar.<br />
Obviamente, en el colegio se la trata no solo de puta sino de demente. A mí me parece una<br />
santa, un mártir. Pero está prohibido hablar de ella. Ni siquiera la incluyeron en la revista<br />
de fin de año. Todos opinan que fue un bochorno para el colegio. Y todos tratan de olvidar<br />
que existió. El enemigo está en todas partes, me dijo. Yo no le creí.<br />
Ver para creer, supongo.<br />
Suena la campana. Recreo. Por la escalera comienza a bajar el huevonaje. Estoy sentado en<br />
posición de loto, en una saliente del muro, una suerte de escaño de piedra, ideal para<br />
absorber el sol matinal. Pero eso da lo mismo. El asunto es que bajan y bajan, a montones,<br />
con un orden y una disciplina obviamente adquiridos gracias a los innumerables ensayos<br />
del famoso Plan DAISY.<br />
Primero el grupo de las chicas malas: la Montesso-ri, la Infante, la Pía Balmaceda. También