el jardín de los justos imam an nawawi

53. 1862
‘Os pido, por Allah, que entréis conmigo a ver a Aisha, Allah esté complacido
con ella, ya que no le está permitido hacer promesas para romper su relación conmigo.’
Aceptaron ambos y pidieron permiso a Aisha, Allah esté complacido de ella
para entrar, diciendo:
‘¡La paz sea contigo, así como la misericordia de Allah y Su bendición! ¿Entramos?’
Contestó Aisha: ‘¡Entrad!’
Preguntaron: ‘¿Todos nosotros?’
Dijo: ‘¡Sí, entrad todos vosotros!’ (Sin saber que Ibn Az Zubair estaba con
ellos).
Cuando hubieron entrado, pasó la cortina Ibn Az Zubair y se abrazó al cuello
de Aisha, Allah esté complacido de ella y le empezó a pedir que le hablara echándose
a llorar.
Empezaron también a hablarle Al Misuar y Abdurrahmán, pidiéndole que le
hablara y aceptara sus excusas. Y añadían:
‘¡Ciertamente, el Profeta, Allah le bendiga y le dé paz, ha prohibido la separación
y la ruptura como tú sabes! ¡Y que a ningún musulmán le está permitido separarse
de su hermano, más de tres días!’
Al abundar e insistir en sus buenas recomendaciones y nobles propósitos hizo
que se ablandara Aisha y empezara a llorar mientras decía:
‘¡He prometido y la promesa es muy fuerte!’
Entretanto, ellos dos no abandonaron la casa, hasta que ella hubo hablado a
Ibn Az Zubair.
Y como expiación a su promesa, liberó a cuarenta esclavos y desde entonces
siempre que recordaba su promesa, lloraba hasta humedecer el velo con sus lágrimas.”
Se transmitió de Uqba Ibn Amir, Allah esté complacido de él que dijo:
Lo relató Al Bujari.
“Salió el Mensajero de Allah, Él le bendiga y le dé paz, a visitar a los caídos en
la batalla de Uhud e hizo peticiones a Allah por ellos, después de pasados ocho
años.
Y fue como si se despidiera de los vivos y de los muertos.
Después subió al mimbar de la mezquita y dijo:
‘¡Estoy preparado para precederos, recibiros y dar el testimonio de vuestras acciones!
Nos encontraremos en el ‘Haud’ y yo lo estoy viendo ahora desde este lugar. Y,
por otro lado, no temo que caigáis en el ‘shirk’, sin embargo, lo que verdaderamente
temo es que porfiéis por la consecución de los bienes de este mundo.’
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