Los Afroandinos de los siglos XVI al XX; 2004 - unesdoc - Unesco
Los Afroandinos de los siglos XVI al XX; 2004 - unesdoc - Unesco
Los Afroandinos de los siglos XVI al XX; 2004 - unesdoc - Unesco
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
RELACIONES INCAS-NEGROS Y SUS RESULTADOS EN EL CAPAC-NEGRO Y LOS NEGRITOS<br />
Este extracto directamente inspirado, aunque no se menciona, <strong>de</strong> Concolorcorvo<br />
o Alonso Carrió <strong>de</strong> Lavan<strong>de</strong>ra, quien escribiera sobre el mismo asunto<br />
unos veinte años antes: «Las diversiones <strong>de</strong> <strong>los</strong> negros boz<strong>al</strong>es son las más bárbaras<br />
que se pue<strong>de</strong>n imaginar. Su canto es un aúllo. De ver sólo <strong>los</strong> instrumentos <strong>de</strong> su música se<br />
inferirá lo <strong>de</strong>sagradable <strong>de</strong> su sonido. La quijada <strong>de</strong> un asno, bien <strong>de</strong>scarnada, con su <strong>de</strong>ntadura<br />
floja, son las cuerdas <strong>de</strong> su princip<strong>al</strong> instrumento, que rascan con un hueso <strong>de</strong> camero,<br />
asta u otro p<strong>al</strong>o duro con que hacen unos <strong>al</strong>tos y tiples tan fastidiosos y <strong>de</strong>sagradables que<br />
provocan a tapar <strong>los</strong> oídos o a correr a <strong>los</strong> burros». Es evi<strong>de</strong>nte el parentesco que une<br />
estos dos textos. El Mercurio acababa con la afirmación <strong>de</strong> la inferioridad absoluta<br />
<strong>de</strong> la raza negra: «Por lo <strong>de</strong>más <strong>de</strong>bemos confesar que en la música, en el baile y<br />
otras muchísimas relaciones <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong>l t<strong>al</strong>ento y <strong>de</strong>l gusto, muchísimo más atrasados<br />
están <strong>los</strong> negros en comparación con <strong>los</strong> indios, y <strong>los</strong> indios respectivamente con <strong>los</strong> españoles».<br />
Decía también Concolorcorvo: «<strong>Los</strong> negros civilizados en sus reynos son infinitamente<br />
más groseros que <strong>los</strong> indios». Esta «superioridad» <strong>de</strong> <strong>los</strong> indios se concretaba en el<br />
hecho <strong>de</strong> que podían llegar a tener esclavos, cuando era imposible lo inverso.<br />
Quedaba fijada así la jerarquía soci<strong>al</strong>, lo que incitaba a <strong>los</strong> negros a tratar <strong>de</strong><br />
medrar, imitando a <strong>los</strong> blancos en <strong>los</strong> vestidos y en otros aspectos <strong>de</strong> la vida<br />
soci<strong>al</strong> como la honra, a «ocupar un p<strong>al</strong>mo <strong>de</strong> terreno más arriba o más abajo <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />
todas sus satisfacciones o <strong>de</strong>sconsue<strong>los</strong>». Todas estas actitu<strong>de</strong>s el periódico las juzgaba<br />
perfectamente ridículas.<br />
Había cosas más graves para <strong>los</strong> «mercuristas», como el lugar prominente<br />
que ocupaban <strong>los</strong> esclavos negros en muchas familias europeas. Esto fue <strong>de</strong>nunciado<br />
con bastante violencia en un artículo metafórico titulado «Apólogo<br />
histórico sobre la corrupción <strong>de</strong> las colonias romanas <strong>de</strong> África», en el cu<strong>al</strong> Roma representaba<br />
a España y las colonias africanas <strong>al</strong> Perú. Allí se notaba a <strong>los</strong> colonos<br />
enervados, <strong>de</strong>bilitados por el oro, fácilmente ganados y por el hábito <strong>de</strong> señorear;<br />
las mujeres corrían <strong>de</strong> fiesta en fiesta y engañaban a sus maridos; las esclavas<br />
negras les servían <strong>de</strong> confi<strong>de</strong>ntes y <strong>al</strong>cahuetas; no teniendo las madres bastante<br />
tiempo para aten<strong>de</strong>r a sus hijos, <strong>los</strong> hacían amamantar y educar por las<br />
siervas que iban adquiriendo así, cada día más po<strong>de</strong>r.<br />
Otra consecuencia <strong>de</strong> esta dominación <strong>de</strong> la familia criolla hacia <strong>los</strong> esclavos<br />
era que, en razón <strong>de</strong>l afecto que les tenían sus amos, a la hora <strong>de</strong> su muerte<br />
<strong>los</strong> liberaban; caso tan frecuente que la práctica se convertía en viciosa, estimaba<br />
la Sociedad Académica por aquella época, porque no siempre era a buenos<br />
servidores a quienes se les daba la libertad, sino a gente a la que se tenía simpatía;<br />
esto dio origen a una clase <strong>de</strong> sujetos peligrosos para la sociedad: «aquél<strong>los</strong><br />
47