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Esterilidad masculina - Conselleria de Sanitat - Generalitat Valenciana

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(…) no te torció, educada como fuiste en una familia tradicional y<br />

estricta, la imitación <strong>de</strong> los peores, peligrosa también para las personas<br />

<strong>de</strong>centes; nunca te avergonzaste <strong>de</strong> tu fecundidad, como si te reprocharan tu<br />

edad; nunca, a la manera <strong>de</strong> otras cuya reputación proce<strong>de</strong> sólo <strong>de</strong> su<br />

belleza, disimulaste tu vientre hinchado como si fuera una carga in<strong>de</strong>corosa ni<br />

<strong>de</strong>struiste en tus entrañas las esperanzas concebidas <strong>de</strong> hijos; (…)<br />

Este escrito nos pone en el contexto <strong>de</strong>l rechazo <strong>de</strong> muchas mujeres<br />

hacia la maternidad, nos aproxima a la importancia <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> anticonceptivos<br />

(hierbas, lavados vaginales, etc.) y <strong>de</strong>l aborto en la sociedad romana,<br />

cosas <strong>de</strong> las que se tiene alguna información. Del aborto sin el consentimiento<br />

<strong>de</strong>l marido se sabe que era severamente castigado, puesto que la<br />

mujer usurpaba el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>l esposo sobre el vientre, siendo ello causa <strong>de</strong><br />

divorcio. También, justo es <strong>de</strong>cirlo, se castigaba el aborto si moría la mujer,<br />

pero no por atentar contra el feto.<br />

No obstante, a pesar <strong>de</strong>l miedo a la maternidad, la esterilidad era la<br />

mayor <strong>de</strong>sgracia que podía ocurrirle a una mujer, lo cual conllevó también la<br />

búsqueda <strong>de</strong> medios para superarla. Entre estos remedios, los médicos<br />

recomendaban la buena alimentación, el ejercicio físico así como diversas<br />

pócimas, como por ejemplo la bebida elaborada con una picadura <strong>de</strong> matriz<br />

seca <strong>de</strong> liebre mezclada con sangre <strong>de</strong> este animal. Tampoco se <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong><br />

invocar a los dioses y en las fiestas <strong>de</strong> las Lupercalia las mujeres estériles<br />

se <strong>de</strong>jaban azotar con tiras <strong>de</strong> la cabra sacrificada en el ritual.<br />

En cuanto al parto, se trató <strong>de</strong> una función absolutamente femenina.<br />

La parturienta era asistida por tres mujeres más la comadrona: obstetrix. Un<br />

relieve, único en su género (f. 8), proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Ostia Antica nos ilustra este<br />

acontecimiento21 . El alumbramiento se realizaba en una silla, y mientras era<br />

sujetada y consolada por una mujer auxiliar, la partera se situaba enfrente<br />

para recoger al nacido teniendo una almohada a los pies para evitar que éste<br />

cayese al suelo. La figura <strong>de</strong> la partera es ambigua, ya que es ella también<br />

la encargada <strong>de</strong> practicar el aborto cuando hubiera ocasión y por ello estas<br />

mujeres tenían en general mala fama.<br />

Los recursos para prevenir infecciones eran al parecer muy escasos y<br />

como productos se utilizó el aceite <strong>de</strong> oliva, plantas aromáticas y agua<br />

caliente. Se invocó a las diosas Posvorta o Antevorta (<strong>de</strong>trás o <strong>de</strong>lante), en<br />

función <strong>de</strong> si el nacido venía <strong>de</strong> pies o si llegaba <strong>de</strong> cabeza. Así mismo se<br />

21 Relieve en piedra conservado en el Museo Arqueológico <strong>de</strong> Ostia. Vid. PANTEL, Pauline<br />

Schmitt, en Historia <strong>de</strong> las Mujeres, dirigida por Georges Duby y Michelle Perrot, Madrid,<br />

Taurus Ediciones, 1992. t. 1. p.138.<br />

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