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La señorita Trixie sonreía. Aquella mujer insoportable estaba enfadada<br />

de veras. Gloria siempre había sido amigo suyo. Ahora aquella mujer<br />

insoportable tendría que irse, al asilo. Quizá. Pero en aquel momento avanzaba<br />

hacia ella, con las uñas color aguamarina crispadas <strong>com</strong>o garras. La señorita<br />

Trixie empezó a gritar.<br />

—¡Déjala en paz! —dijo el señor Levy a su mujer—. Ya está bien. Creo<br />

que a Susan y a Sandra no les gustaría nada enterarse de esto. Su madre<br />

torturando a una anciana, hasta el punto de que las chicas corren peligro de<br />

perder todas sus chaquetas de lana y sus faldas pantalón.<br />

—Eso, échame la culpa a mí —dijo con ferocidad la señora Levy—. Fui<br />

yo quien metió el papel en la máquina de escribir. Yo la ayudé a teclearlo.<br />

—Escribió usted la carta para vengarse de Levy Pants porque no la<br />

jubilaban, ¿verdad?<br />

—Sí, sí —dijo vagamente la señorita Trixie.<br />

—Pensar que confiaba en usted —escupió la señora Levy—.<br />

¡Devuélvame esa dentadura!<br />

Pero su marido le impidió que metiera la mano en su boca.<br />

—¡Silencio! —chilló la señorita Trixie, con los colmillos<br />

relampagueantes—. ¿Es que no voy a poder tener un poco de tranquilidad en<br />

mi apartamento?<br />

—Si no fuese por tu estúpido y atolondrado «proyecto», esta mujer<br />

estaría jubilada hace mucho —dijo el señor Levy a su esposa—. Después de<br />

tantos años prediciendo cosas, resulta que eres tú la que casi destruyes Levy<br />

Pants.<br />

—Ya entiendo. No la acusas a ella. Acusas a una mujer de ambiciones y<br />

de ideales. Si entrase un ladrón en Levy Pants, la culpable sería yo. Necesitas<br />

ayuda, Gus. Urgente.<br />

—Sí que la necesito. Y precisamente del médico de Lenny.<br />

—Maravilloso, Gus.<br />

—¡Silencio!<br />

—Pero vas a ser tú quien visite al médico de Lenny —dijo el señor<br />

Levy a su mujer—. Quiero que consigas que declare senil e in<strong>com</strong>petente a la<br />

señorita Trixie y que explique los motivos que tuvo para escribir la carta.<br />

—Eso es problema tuyo —contestó furiosa la señora Levy—. Vete tú a<br />

verle.<br />

—A Susan y a Sandra no les va a gustar nada enterarse de este pequeño<br />

error de su madre.<br />

—Así que me haces chantaje.<br />

—He aprendido algunas cosas de ti. Llevamos casados bastante tiempo,<br />

después de todo.

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