14.05.2013 Views

Documento - GutenScape.com

Documento - GutenScape.com

Documento - GutenScape.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Mañana miramos los anuncios del periódico. Te vestirás <strong>com</strong>o es<br />

debido y saldrás a buscar un trabajo.<br />

—Me da miedo preguntar qué entiendes tú por «vestirse <strong>com</strong>o es<br />

debido». Seguro que quieres convertirme en un mamarracho ridículo.<br />

—Voy a plancharte una camisa blanca preciosa y te pondrás una de esas<br />

corbatas tan lindas de tu pobre papá.<br />

—¿Puedo creer lo que oigo? —preguntó Ignatius a su almohada.<br />

—O eso, Ignatius, o voy a hipotecar la casa. ¿Quieres perder el techo<br />

que te cobija?<br />

—¡No! ¡No hipotecarás esta casa! —gritó, dando un vigoroso puñetazo<br />

al colchón—. Toda la sensación de seguridad que he procurado crear se<br />

derrumbaría. No estoy dispuesto a que haya alguien ajeno controlando mi<br />

domicilio. No podría soportarlo. Sólo de pensarlo, las manos se me llenan de<br />

granos.<br />

Y extendió una zarpa para que su madre pudiera examinar el sarpullido.<br />

—De eso, ni hablar —continuó—. Dispararía de golpe todas mis<br />

angustias latentes. Y temo que el resultado sería verdaderamente muy<br />

desagradable. No querría que te pasases el resto de tu vida cuidando de un<br />

lunático encerrado en un desván. No hipotecaremos la casa. Debes tener<br />

dinero en algún sitio.<br />

—Tengo ciento cincuenta dólares en el Hibernia Bank.<br />

—Dios santo, ¿nada más? Nunca imaginé que subsistiéramos de modo<br />

tan precario. Sin embargo, es una suerte que no me lo hayas dicho nunca. Si<br />

hubiera sabido lo cerca que estábamos de la penuria total, mi sistema nervioso<br />

habría estallado hace ya mucho —Ignatius se rascó las manazas—. He de<br />

admitir, no obstante, que la alternativa es para mí bastante lúgubre. Dudo muy<br />

seriamente que haya alguien dispuesto a contratarme.<br />

—¿Pero qué dices, hijo mío? Tú, un chico tan bueno, con una educación<br />

tan excelente, con todos tus estudios.<br />

—Los patronos perciben que yo rechazo sus valores —dio una vuelta en<br />

la cama y continuó—: Me tienen miedo. Sospecho que se dan cuenta de que<br />

me veo obligado a actuar en un siglo que aborrezco. Eso sucedió hasta cuando<br />

trabajé para la Biblioteca Pública de Nueva Orleans.<br />

—Pero, Ignatius, ésa fue la única vez que trabajaste desde que saliste de<br />

la universidad, y fueron sólo dos semanas.<br />

—Eso es precisamente lo que quiero decir —contestó Ignatius,<br />

lanzando una bola de papel a la araña de cristal opalino.<br />

—Lo único que hacías era pegar aquellas tiritas en los libros.<br />

—Sí, pero yo tenía una visión estética propia sobre el modo de pegar<br />

aquellas etiquetas. Algunos días sólo podía pegar tres o cuatro y me sentía

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!