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en un mismo terreno ,■ y paraque íruc-
tiíiqiieii, es preeiso transplantarlas.
Nada los civiliza mas que los viages.
No es, pues, prudente el prohibir que
lo ejecuten á paises estrangeros con el
pretesto de que van á gastar en ellos
su dinero. Economía muy mal entendida
! Razón bien limitada! Por mas
civilizado que esté un país, es imposible
que se reúnan en él todas las
ciencias, todas li‘s artes, todos los oficios,
todos los buenos establecimientos
, y que los hagan llegar á aquel
grado de perfección de que son capaces.
Mucha preocupación sería para
quien se lo presumiera. Sea el que
fuese el oficio á que se destine un
hombre, debe ir á otros climas en
busca de lo que hay en ellos de mejor,
y mas perfecto, si quiere sobresalir cu
su arte. Por cada cien duros que gaste
en paises estrangeros (particularmente
si limita sus viages) atraerá á su Patria
conocimientos, delicadeza de gusto,
y talentos, que se los harán recobrar á