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basta cl mismo perjuro y tirano Fernando
V II inclusive , todos los reyes
y príncipes liacian un solemne juramento
de guardar y bacer guardar las
leyes, tueros, privilegios, etc. Desgraciadamente
, ¡cuántos reyes en desprecio
do las leyes de las que las elevaron
al solio, lian hollado este tan sagrado
, é inmaculado juramento! ¡convirtiéndose
por mas ignominioso ul-
trage , en vez de benéficos padres de
los pueblos, en unos viles y fementidos
déspotas y tiranos. L a historia es una
voz elocuente de estos perjuros régios.
De lo que, solo las (jóriesíormndas por
la nación tienen el derecho de b'gislar.
IVo es el capricho ilc un déspota, ni el
antojode nu tirano laley de los pueblos.
Conii'ibucíoncí.
L a ocupacion mas fija de un rey ó
de un cuerpo legislador, os la formación
de nn buen sistema de contribuciones
no gravoso é injusto. Si son