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sus rentas reales empeñadas en cuntro
cuentos de maravedís, respondió: Que
no lo habia de hacer diciendo, rjue temía
mas las lágrimtis y maldiciones del
pueblo, que las armas de los enemigos.
Y esto mismo dió por documento á im
sucesor el rey D. Alonso en dos leyes de
partida, diciendo en la una. £ como
quiera que el rey esseñor de suspueblos
para mantenerlos en justicia, é servirse
de ellos^ con todo eso en guardar
los del>e en mauera que non le fallezcan
cuando los oviere menester. Y en it
otra: E l mejor tesoro que el rey ha, érl
que mas tarde se pierde, es el pueblo
cuando es bien guardado. E l tributo
debido á los reyes para la sustentación
necesaria, no para lu voluntaria. Loi
impuestos no deben sacarse del ünic(
sudor de los súbditos : sacarse deben^
del lu jo , del fausto de las clases del
Estado. Deben cobrarse sin vejacio-.
nes, ni estorsiones de los recaudado«]
res. S is e cobran con vejámenes, sei
lutee mas pesoda la carga de los tribu-i