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hablar^ es el de la escepcìonde iodos
los derechos de salida sobre las mercaderías
en el pais. Gomo estos derechos
iorman un nuevu valor añadido al intrínseco
de las manufacturas , es evidente
, que no pueden menos de encarecerlas
por mas moderadas que sean.
P or esto vemos que todos los gobiernos
, que entienden bien sus verdaderos
intereses, lejos de cargar las manufacturas
con derechos á la salida ^ lus
conceden beneficios, que pueden reputarse
como gratlUcaciones, y fomentos.
En Inglaterra, por ejem plo, el
pelo de cabra , que llega de Levante ,
satisface derechos de entrada. Los camelotes,
y demas estofas, que se fabrican
de este pelo, vuelven á sacar de
la aduana al tiempo de estraerse los
derechos, que ántes hablan pagado sus
primeras materias; y esto es á lo que
llaman los ingleses drawack. Debiera
propagarse mucho mas este fomento
tan útil á los progresos de las manufacturas,
y del comercio.