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c ir, que los mas distìn|yuiclos contribuyen
á aumentar su esplendor. Estos
empleos no debieran darse á Qmjotes^\
y sin motivos muy superiores, mas que
á la benemérita ciudadanía, y á la
que se baila con medios para sostener
con esplendor lo ilustre de su nacimiento
, y la clase á que se le destine. ¡
Casi en todas partes las dotaciones de
los empleos de la Córte son moderadas
y deben serlo para no vejar al pueblo.
Los que los ambicionan deben , en al-
jyun modo, creer recompensado su
trabajo, por el honor que tienen de
estar á la persona de los grandes príncipes,
y el de participar de sus diversiones.
Ultimamente.) estos empleos no
pueden ser mirados de otro modo, sino
como un teatro en donde deben brillar
el mérito mas eminente^ la virtud
mas sublime, y el espíritu mas distinguido.
¿Porqué lo respectivo á un simple
cortesano, aunque no poseyére
unos talentos de los mas superiores ^
lo padecería acaso el bien del Estado?