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concurrencia, esto e s, cuando se tra>
l)aja por diferentes particulares domi-'
ciliados en una misma ciudad, eomii^
sucede con las fábricas de paños en
Inglaterra, en Holanda, en los paises
bajos; en las estofas de seda en Lyon,'
Nimes, T ours, ctc. es muy venta jóse;
establecer Lonjas públicus , en doiidf
los operarios se ven obligados á pre*
sentar cada pieza de la mercadería,|
que han concluido, paraque se ecsa>!
mine en ellas por los antiguos maestros
jurado» de oficio.
Estos les ponen unos plomos, if
otras señales, que determinan cl grad^
de perfección, que se ha consideradcj
á cada una ; y se encuentra eslar enteramente
estropeada, trabajada con eii>
gaño, y capuz de desacreditar la fá<
brica , se confisca á benefìcio de algu<
na casa de caridad ; porque se halb
interesada la buena fé de una nacioe'
en que el comprador esté al abrigo de
las sorpresas imperceptibles á la vista !
Esta es la razón porque jamás se celv