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una nMIgacion que Iin impuosto ni hom-
l»n> In naturnlc7^. La licrra rnirra oatá
(IcAlinaiIa A inanlrner li rus habitan-
tos \ poro no puodo bastar , m i i o la cultivan.
Todas las naciones están, puos,
obligadas por la ley natural cultivar
ol país que los ha tocado on patrimonio,
y no tienen derecho para oston-
dorso, ni para valersu de la ayuda do
las demás, sino cuando la tierra qui»
bahiUin no lea suministra lo necesario.
Aquello! pueblos, como los antiguos
germanos, y algunos tártaros modernos
que, habitando paises fértiles,
desprecian el cultivo do las tierras, y
viven del pillaje, so pierden á si mismos,
injurian á todos sus vecinos , y
merecen sor ostcrminados como bestias
feroces y dañinas. Hay otros quo por
huir del trabajo, viven de la caza , y
«lol producto lie sus ganados; y esto pudo
verificarse sin difícult'id en Insjirl-
merns edades del mundo, cuando ora la
tierra mas (|iio Hufíeionte por sí misma,
para el corlo número