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Pero condenando todos los errores
y cstravíos como unos efectos pasaderos
de la libertad de la prensa, es preciso
no olvidar jamás qne solo olla
puede establecer la comunicación de
las luces, y que sin ella no debe esperarse
la perfectibilidad de la especie
humana ni de la sociedad. Gracias á
su influjo, la Europa no se halla ya
en un siglo de tinieblas. Las verdades
esenciales á la felicidad dcl género humano
se han presentado y presentan
en toda claridad, y puede que no sea
muy distante la época en que todos
los pueblos cultos no deberán pensar
sino en disfrutar, y felicitarse de su
prosperidad , en alabar á los escritores
generosos que han consagrado sus
vigilias y sus talentos para manifestarnos
sus principios, y en bendecir á los
directores de los hombres que les habrán
tomado por guias, por pilotos
de un sábio gobierno. ¡Fatalidad ! en
España , los sábios y los ingénios distinguidos,
son despreciados, ahorre-