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casi mas rigorosa, que la que practica
un señor con sus paisanos, y vasallos.
Está obligado 9 no solo á suministrarle
su casa, granado, muebles,*
utensilios, manutención, terreno, etc.]
sino también á dejarle cierto peculio
estipulado por las leyes. Interesa el
dueño en mantener bien á sus siervos,
porque sus tierras están mejor cultivadas,
y su número, y comodidad causan
su propia riqueza. L a condicion
de estas g^entes no es tan infeliz, como
parece á primera vista 5 y por lo que
mira al soberano, le importa poco,
que la servidumbre, que no es para
él mas que un neg:ocio de nom bre,
subsista, ó deje de subsistir; porque el
siervo pertenece al E stado, primero
que á su dueño *, le juzg:a en última
instancia, y le emplea , si la urgencia
lo requiere. Con todo, considerándolo
bien, mejor seria que se aboliese la
servidumbre , porque repugna á la libertad
natural’, y si se le pregunta á
su dueño, que sea hombre de razón,