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onerosos los tributos, y llevan el sello,
del vejamen, se ecsasperan los áuU
raos, se alborotarán los pueblos, se
lanzará la manzana de la discordia,
peligrando la vida del soberano ó de
los altos funcionarios. E l alivio mas
grande que puede recibir un pueblo de
un buen gobierno, es que se le alige*
re el peso de sus contribuciones. Tengan
muy presente los príncipes, legisladores
y políticos lo que sigue. £1
rey Luis de Francia , viendo que su
patrimonio real era muy corto, y que
sus rentas reales estaban muy empeñadas
y no alcanzaban á los gastos de
por fuerza, y que sus súbditos viviau
descontentos y sin aliento para llevar
adelante tantos tributos como se imponían,
tomó por arbitrio el alzar In
mano de apretarlos, y halló pie en tan
profundo mar; y este fué reformar y
disminuir todas las imposiciones y derechos
que pagaban; con lo cual se
hizo tan bien quisto y tan amable á todos,
que los que primero apenas le