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tía. Pero no deben ndministrnrse con
CApírilu mercantil, ni con objeto de
gnnnncía, porque entónces se convertirán
en un monopolio que no será menos
ilícilo porque le ejerza el niagintra-
do. Estos graneros se licnnn en tiem-
]K)fl de abundnnciA, y dt'scnrgan al
cultivador de los granos sobrantes, é
que pat»arian al estrangero en una cantidad
escesiva. Se abren cuando el
trigo se encarece, y le mantienen á
un justo precio, sien tiempos abundantes
impiden que este género tnn necesario
baje á nn precio demasiado ínfi-
nio, se recompensa este inconTcniente
con el alivio que prc»duceu en tiempo
de carestía, ó por mejor decir, no
bay en esto inconreniente alguno.
Cuando el trigo «c vende muy caro,
el obrero, para lojjrar la preferencia
estal)lece sus manufacturas á un precio
, (]uc se ve obligado á encarecer
dcHpues con ])erjuicio de su comercio,
ó tal vez se acostumbra á una comodidad
(|ue no pui'dc sostener en tiempos