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civ il, qiif hiendo tmlo« dcl primer cn-
rnctcr »c maiilioiicn con dcccncia , y
se hflccn rccoro|>cníiAr por cl KHtado
de un modo, ó de otro, de lan ditiirnc-
ciont^ que mus cmplcoA cjiuKiin á rus
negocios doméilicos. La tercera depende
que hay muchos receptores ^ y
que los caudales públicos pasan por
inuehaH manos antes de llegar á los cofres
del Estado, y de volver á salir de
ellos. La primera de estas causas et
casi irremediable: las dos segundas
admiten algún remedio por la diminución
que puede hacerse de «nagis-
trados, empleados, y receptores.
La cata dv .7 uü/r»a.
En los Estados de la casa de Austria
el pueblo es pobre, el negiHtíante, y
el Estado medio cn general, están bien:
los grandes, y los señores son ptHlero-
samente ricos ^ y el soberano está caHÍ
continuamente, valiéndose de mil es-
]>edienU‘s, á fin de procurarse los fon-