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desquiciada la máquina del Estado,'
y el príncipe que logra concillarse el
amor de sus pueblos, raya á prodigio.
De consiguiente solo el varón cuyo
corazon es varonil debe regir el cetro.
Blonarcas ilustres, ilustrados, afables,
prudentes y virtuosos deben imperar.
Han de ser ilustres los monarcas, por
que siendo ellos un ejemplar dechado .
de escelentes virtudes domésticas y públicas
, lo serán también los pueblos : j
éstos se portan como obran los reyes. ^
Ilustrados, para conocer á los hombres,
principalmente á los lisonjeros
que les rodean, esto e s, su principal
estúdio, como dijo un célebre onidor ¡
francés del siglo pasado. Han de ser
sabios, para conocer si merece sanción
ó no la opinion pública, cuya voluntad
es la ley del Estado. Un rey
sin instrucción dice Mirabó uno de los
mas célebres filósofos y políticos de sus
tiempos , es una verdadera calamidad
pública. A fables, para atraerse la voluntad
y amor de ios súbditos en cuyo