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Las leyes de la sociedad, y el interés
político le impone en esta obligación.
E s , pues, preciso pensar, ante de
todo en la fundición de una Casa de
huérfanos. Casi todos los paises de
la Europa siguen distintos planes para
el establecimiento de estas Casas. Lus
de Holanda son los que, á nuestro
v e r , se acercan mas á la perfección.
Desde su principio se han de dotar
competentemente. Este debiera ser el
objeto de la caridad pú))líca , que no
puede emplearse mejor. Es la caridad
la reina de las virtudes. Se ha de procurar
que reina en ellas mucha sen-
cilléz, mucho orden , y el mayor aseo
que sea posible. >Los huérfanos no
necesitan criarse con delicadeza, sino
con abundancia, y alimentos sanos,
que les infundan robustéz en su cuerpo,
y les eviten enfermedades. Se les
instruye en el conocimiento del Sér
Supremo ; y de su culto ; á leer, escribir,
y contar. E l soberano, que
todo procura en rofundirlo en bene-