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narse, ni perderse por la prescripción
ó el olvido.
S i el gobierno, pues, de las mujeres
lia producido tantos bienes en favor
de la humanidad , ¿ que no debe prometerse
Kspaíia del gobierno futuro
de una tierna planta que regada y cuidada
por una mano tan diestra, dará
á tiempo los sabrosos frutos de la
parte mas preciosa de la vida humana
ó del hombre? ISajo la dirección de
una madre tan tierna , de una aya tan
vigilante, de una mentora tan sabia y
tan escelente política , no pueden meaos
los espaíioles de esperar dias pací-
licos, dias serenos, dias claros, prósperos
y benéficos, y aplaudir una madre
que nos hal>rá dejado en nuestra
augusta reina una còpia iiel é indeleble
de sus virtudes ( 1).
( 1 } E l autor deja al filósofo y á la im p a r-
(^íalidad de la historia la vida política de C ris­
tina. Isabel que tiene unos 11 años de edad no
se halla en el día bajo la dirección de su in a d rr,
on la actualidad fuera de España viviendo en