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que han aparecido entre nosotros, no
abrazándola ya los que ííntes eran sus
mas acérrimos sostenedores. Gracias
á la iníluencia y brillantez de las luces
del siglo que la Europa ha desterrado
de su horizonte encapotado, las tinieblas
y no se ve envuel^ en la bar-
bárie que bajo la mas crasa ignorancia
estaba embrutecida y regida por
un cetro de hierro.
Españoles*, habéis derrocado el despotismo
que por tres centurias os ha
oprimido bajo el peso de sus duras cadenas,
arrebatándoos con mano atre-
YÍda los mas sagrados derechos que os
trazáran á costa de sangre y heroicos
esfuerzos vuestros mayores.
Tropas marciales de la libertad, en
cuyo semblante está escrito el valor ,
la victoria, el placer: no tremolen vuestras
banderas victoriosas en el capitolio
de la P atria, hasta que estén del
todo restaurados sus sagrados fueros.
Déspotas derrocados: tiránicas P otencias
del N orte, que turbáis la sun­