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los planes maquiaLélicos de que se valen
los {gabinetes y que la política pide
á los hombres para gobernarse mutuamente
con armonía y felicidad?
¿Pueden tolerar los rigieres de la {guerra
? ¿Tienen aquel espíritu marcial
de conducir los soldados á la batalla
y á la victoria? De esta poderosa
razón se valieron las sultanas cuando
elevaron á su jjran Señor, diciéndole
que ellas no eran aptas para g^oher-
nar (1).
¿ Y qué diremos de sus caprichos y
vanidad? ¿ de su volubilidad é inconstancia
? ¿de modo que son variables
como la veleta que señala los vientos
? ¿iVo es mas celosa la mujer que
el varón y no arde mas en su pecho
el fuejjo voraz de Cupido y tributar
á este ídolo vendado lo mas es-
( 1 ) Hiictí unos tros años «jue estas seño
ras «lovarot» una esposicíon al S u ltán, diciéii-
clole quo ellas no ernn aptas para gobernar, pues
no po(Jian soportar las fatigas do la guerra.