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tendea encontrar los prioci|)i(M de una
sana política! Lu9 admiradores Je la
antigüedad se csfiierr^in en Taño cn
dorar la ef^travag^aucia de semt'janleü
leyes, pretextando la diferencia de
costumbres antijjuas, y modernati. L o h
hombres han sido lo mismo en todos
tiempos. Imau-inarsc (juc los anlii^iios
valían mus, ó menos que nosotros, es
creer que los caballo s, los animales, los
fresnos y demás árboles, eran en aquel
tiempo de diferente naturaleza de la
que cn el dia tienen. Las costumbr(>s
lian variado^ pero al prudente lejyis-
ladur le toca el formarlas por las leyes,
y es absurdo establecerlas, que
repu|rnen á la razón. Un hábil estadista
puede haccr que reinen en la nación
las virtudes civiles, y militares, el
buen orden, y la felicidad, por medio
do providencias, una vez, naturales,
y justas.