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Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

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Pero la Marisma estaba muy cerca. Fafhrd pudo distinguir espinos y cactus aislados,<br />

así como espesuras <strong>de</strong> hierba marina gigante que se <strong>de</strong>lineaban contra el oeste, ahora<br />

totalmente rojo. De pronto vio <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él una brecha que, ¡por el bendito Issek!, <strong>de</strong>bía<br />

<strong>de</strong> ser el camino elevado.<br />

La respiración <strong>de</strong> la yegua era ja<strong>de</strong>ante y sus herraduras arrancaban chispas <strong>de</strong> la<br />

roca.<br />

Entonces se produjo un cambio perturbador en el paisaje, aunque muy ligero. De una<br />

manera imperceptible, toda la Gran Marisma Salada empezaba a levantarse.<br />

El Reino Hundido iniciaba su inmersión periódica. Des<strong>de</strong> cada lado, por el norte y el<br />

sur, unos muros grises convergían en Fafhrd; las aguas agitadas y espumeantes <strong>de</strong>l mar<br />

Interior y el mar Oriental se precipitaban para hundir el gran escudo <strong>de</strong> piedra, ahora que<br />

su apoyo gaseoso había <strong>de</strong>saparecido.<br />

Una barrera negra <strong>de</strong> una vara <strong>de</strong> altura apareció <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él. Fafhrd se agachó en la<br />

silla, hundiendo los talones en los flancos <strong>de</strong> la yegua, y ésta, dando un gran salto, pasó<br />

por encima <strong>de</strong> la barrera, volvió a tocar terreno firme y, sin <strong>de</strong>tenerse, prosiguió su galope.<br />

Ahora, en vez <strong>de</strong> chocar con la roca, sus cascos golpeaban en silencio la fina y<br />

apelmazada gravilla <strong>de</strong>l camino.<br />

Des<strong>de</strong> atrás llegó un rugido creciente que <strong>de</strong> súbito se convirtió en estruendo. Fafhrd<br />

se volvió y contempló una gran explosión acuática, que ya no era gris, sino <strong>de</strong> un blanco<br />

espectral bajo la difuminada luz <strong>de</strong>l oeste, don<strong>de</strong> las aguas <strong>de</strong>l mar Interior se habían<br />

encontrado con las <strong>de</strong>l mar Oriental, exactamente en el camino.<br />

Estaba a punto <strong>de</strong> mirar <strong>de</strong> nuevo hacia a<strong>de</strong>lante y reducir la velocidad <strong>de</strong> su montura,<br />

cuando <strong>de</strong> aquella pálida explosión surgió un caballo y un jinete negros, seguidos <strong>de</strong> otro<br />

jinete y un tercero. Pero no había nadie más: era evi<strong>de</strong>nte que el cuarto había sido<br />

engullido. A Fafhrd se le erizó el cabello al pensar en los saltos que habían dado las tres<br />

monturas con sus jinetes, y maldijo a la yegua mingola para que corriera más, pues sabía<br />

que <strong>de</strong>sconocía las palabras amables.<br />

12<br />

<strong>Lankhmar</strong> se preparaba para otra noche <strong>de</strong> terror, mientras las sombras se alargaban<br />

hacia el infinito y la luz <strong>de</strong>l sol adquiría una intensa tonalidad anaranjada. La disminución<br />

<strong>de</strong>l número <strong>de</strong> ratas no había tranquilizado a sus habitantes, quienes husmeaban la calma<br />

eléctrica antes <strong>de</strong> la tormenta y se encerraban en los pisos altos, como habían hecho la<br />

noche anterior. Soldados y guardianes, cada uno según su carácter, sonrieron con alivio o<br />

se aferraron a las minucias burocráticas meridionales una hora antes <strong>de</strong> medianoche,<br />

don<strong>de</strong> las arengaría Olegnya Matamingoles, quien tenía la reputación <strong>de</strong> hacer los<br />

discursos más largos, tediosos y húmedos (por la abundante saliva que partía <strong>de</strong> su boca<br />

al mismo tiempo que sus palabras) que cualquier otro capitán general en la historia <strong>de</strong><br />

Nehwon, y a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>spedía el olor agrio <strong>de</strong> la senilidad.<br />

A bordo <strong>de</strong> la Calamar, Slinoor or<strong>de</strong>nó que las luces permanecieran encendidas<br />

durante la noche y que todos los hombres disponibles hiciesen guardia. Entretanto, la<br />

gatita negra había abandonado la cofa y paseaba por la borda más cercana al muelle,<br />

lanzando <strong>de</strong> vez en cuando un maullido lastimero y mirando las calles oscuras con una<br />

expresión que quizá era una mezcla <strong>de</strong> tentación y temor.<br />

Durante algún tiempo, Glipkerio aplacó su nerviosismo observando la sutil tortura <strong>de</strong><br />

Reetha, cuyo principal objetivo era <strong>de</strong>strozar sus nervios más que su carne, y escuchando<br />

los interrogatorios a que le sometían los inquisidores durante horas hábiles, los cuales<br />

intentaban hacerle confesar que el Ratonero Gris era el jefe <strong>de</strong> las ratas, como parecía<br />

<strong>de</strong>mostrar palmariamente el hecho <strong>de</strong> que su tamaño se hubiera reducido al <strong>de</strong> un roedor,<br />

así como obligarle a divulgar todo un manual <strong>de</strong> información sobre los métodos mágicos y

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