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Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

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el infinito. Su cabello oscuro se alzó sobre su cabeza. Unos minúsculos relámpagos<br />

crepitaron en su cabellera, que formó un nimbo, y se <strong>de</strong>rramó como un manto azul por su<br />

cuerpo, encima y a través <strong>de</strong> su vestido <strong>de</strong> seda negra.<br />

Se volvió y corrió rápidamente hacia el porche. Fafhrd y el Ratonero fueron tras ella. El<br />

halo azul que envolvía a la muchacha se hizo más intenso.<br />

—¡Libre! ¡Libre! —gritó—. ¡Libre! ¡Regreso a Arilia! Vuelvo al Mundo <strong>de</strong>l Aire.<br />

Y tras <strong>de</strong>cir esto se lanzó por el bor<strong>de</strong>.<br />

No pareció sumergirse en el agua, sino que voló rozando las crestas <strong>de</strong> las olas como<br />

un pequeño cometa azulado, y luego ascendió, cada vez más alto, se convirtió en una<br />

tenue estrella azul y <strong>de</strong>sapareció.<br />

—¿Dón<strong>de</strong> está Arilia? —preguntó el Ratonero.<br />

—Creía que éste era el Mundo <strong>de</strong>l Aire —musitó Fafhrd.<br />

17<br />

Tras sufrir enormes pérdidas, en todo <strong>Lankhmar</strong> las ratas regresaron a sus<br />

madrigueras y atrancaron las puertas <strong>de</strong> aquellas que las tenían. Esto sucedió también en<br />

las habitaciones con los charcos rosados en el tercer piso <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Hisvin, adon<strong>de</strong><br />

los Felinos Bélicos empujaron a las últimas ratas que habían obtenido su tamaño humano<br />

bebiendo el contenido <strong>de</strong> los frascos blancos y a expensas <strong>de</strong> la carne <strong>de</strong> los mingoles <strong>de</strong><br />

Hisvin. Ahora engulleron el líquido <strong>de</strong> los frascos negros aún más ávidamente, a fin <strong>de</strong><br />

empren<strong>de</strong>r la huida por sus túneles.<br />

<strong>Las</strong> ratas también sufrieron una <strong>de</strong>rrota total en los cuarteles meridionales, <strong>de</strong>vastados<br />

por los Felinos Bélicos tras <strong>de</strong>strozar sus puertas con una fuerza sobrenatural.<br />

Una vez cumplida su misión, los Felinos Bélicos volvieron a reunirse en el lugar don<strong>de</strong><br />

Fafhrd les había invocado, y allí se <strong>de</strong>svanecieron tal como anteriormente se habían<br />

materializado. Seguían siendo trece, aunque habían perdido a uno <strong>de</strong> los suyos, pues la<br />

gatita negra se <strong>de</strong>svaneció con ellos, comportándose como un miembro aprendiz <strong>de</strong> su<br />

gremio. En lo sucesivo, la mayoría <strong>de</strong> los lankhmarianos creyeron que los Felinos Bélicos<br />

y los esqueletos blancos habían sido invocados por los dioses <strong>de</strong> <strong>Lankhmar</strong>, cuya<br />

reputación <strong>de</strong> horrorosos po<strong>de</strong>res y temibles activida<strong>de</strong>s se incrementó <strong>de</strong> ese modo, a<br />

pesar <strong>de</strong> ciertos recuerdos culpables <strong>de</strong> su <strong>de</strong>rrota temporal por parte <strong>de</strong> las ratas. En<br />

grupos <strong>de</strong> dos, tres y seis, las gentes <strong>de</strong> <strong>Lankhmar</strong> emergieron <strong>de</strong> los lugares don<strong>de</strong> se<br />

habían ocultado, supieron que la plaga <strong>de</strong> las ratas había terminado y lloraron, rezaron y<br />

se regocijaron. Hicieron salir <strong>de</strong> su retiro en los bajos fondos al gentil Radomix<br />

Kistomerces-Null y, en compañía <strong>de</strong> sus diecisiete gatos, le transportaron triunfalmente al<br />

Palacio <strong>de</strong>l Arco Iris.<br />

La nave <strong>de</strong> Glipkerio, cuyas pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> metal blando cedían bajo el peso <strong>de</strong>l agua,<br />

hasta el punto <strong>de</strong> que se había convertido en una segunda piel <strong>de</strong> plomo amoldada a su<br />

forma, un ataúd hermoso <strong>de</strong> veras, siguió hundiéndose en las profundida<strong>de</strong>s marinas <strong>de</strong><br />

<strong>Lankhmar</strong>, pero ¿quién podría <strong>de</strong>cir si era para llegar a un fondo sólido o sólo un lugar <strong>de</strong><br />

equilibrio entre las burbujas <strong>de</strong> los mundos en las aguas <strong>de</strong>l infinito?<br />

El Ratonero Gris recuperó a Garra <strong>de</strong> Gato, que Hreest llevaba al cinto, un tanto<br />

sorprendido <strong>de</strong> que todos los cadáveres <strong>de</strong> ratas conservaran su tamaño humano. Se dijo<br />

que probablemente la muerte inmovilizaba todas las magias.<br />

Fafhrd observó con repugnancia los tres charcos <strong>de</strong> viscoso líquido rosado ante el<br />

diván dorado <strong>de</strong> audiencias, y buscó algo para cubrirlos. Elakeria se arrebujó<br />

púdicamente en su cobertor. El norteño arrastró <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un rincón una colorida alfombra<br />

que valía el rescate <strong>de</strong> un duque, y la echó sobre los charcos.

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