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Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

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encantador, como si le enviara un beso, y su mirada recorría la figura <strong>de</strong>l Ratonero con<br />

travieso regocijo.<br />

Éste dio un paso hacia ella.<br />

Con un rugido <strong>de</strong> felicidad que sólo él podía oír, la sangre corrió impetuosa por sus<br />

arterias, reanimando su virilidad adormecida en un instante, como un genio invocado<br />

mágicamente construye una torre sin el menor esfuerzo.<br />

El Ratonero imitó a su sangre y corrió ciegamente hacia Hisvet para abrazarla. Pero<br />

con un movimiento concertado, como el trazado <strong>de</strong> un semicírculo en una danza rápida,<br />

las dos muchachas habían cambiado sus lugares respectivos, por lo que se encontró<br />

abrazando a Frix y con su mejilla contra la <strong>de</strong> ella, pues en el último momento la joven<br />

había la<strong>de</strong>ado la cabeza.<br />

El Ratonero podría haberse separado entonces, murmurando excusas corteses y casi<br />

sinceras, pues a través <strong>de</strong> su túnica el cuerpo <strong>de</strong> Frix se percibía esbelto y con relieves<br />

interesantes, pero en aquel momento Hisvet asomó su cabeza por encima <strong>de</strong>l hombro <strong>de</strong><br />

Frix y, la<strong>de</strong>ando su rostro encantador, aplicó sus labios entreabiertos a los <strong>de</strong>l Ratonero,<br />

los cuales empezaron a imitar al instante a los <strong>de</strong> la industriosa abeja cuando sorbe el<br />

néctar.<br />

Le pareció que estaba en el Séptimo Cielo, reservado sólo para los dioses más jóvenes<br />

y hermosos.<br />

Cuando por fin Hisvet separó sus labios y permaneció con el rostro tan cerca que la<br />

cicatriz <strong>de</strong> la herida producida por Garra <strong>de</strong> Gato era una cinta rosa <strong>de</strong> bor<strong>de</strong>s azulados<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la nariz hasta la mandíbula <strong>de</strong>licada, le musitó:<br />

—Alégrate, afortunado guerrero, pues has besado con tus labios los <strong>de</strong> una damisela<br />

<strong>de</strong> <strong>Lankhmar</strong>, lo cual es una familiaridad casi inimaginable, y has besado mis labios,<br />

intimidad que está por encima <strong>de</strong> toda comprensión. Y ahora abraza a Frix estrechamente<br />

mientras yo soy el blanco <strong>de</strong> tu mirada y doy solaz a tu rostro, que es en verdad la región<br />

más noble <strong>de</strong> la piel, la auténtica hechicera <strong>de</strong>l alma. Sin duda, es una tarea <strong>de</strong>gradante<br />

para mí, como si una diosa frotara y diese brillo a las sucias botas <strong>de</strong> un soldado raso,<br />

pero has <strong>de</strong> saber que lo hago satisfecha.<br />

Entretanto, los ágiles <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> Frix estaban <strong>de</strong>satando su cinturón <strong>de</strong> piel <strong>de</strong> rata, el<br />

cual, llevando consigo a Escalpelo y Garra <strong>de</strong> Gato, cayó con un ligero ruido sordo sobre<br />

la hierba tupida y corta, a la que la sombra perpetua <strong>de</strong>l árbol acampanado había vuelto<br />

casi blanca.<br />

—Recuerda que tus ojos sólo han <strong>de</strong> estar fijos en mí —le susurró Hisvet con una leve<br />

pero firme nota <strong>de</strong> reproche—. No sentiré celos <strong>de</strong> Frix si no le haces el menor caso.<br />

Aunque la luz era todavía suave como el terciopelo, bajo el espeso ramaje <strong>de</strong>l árbol<br />

parecía más brillante que en el exterior.<br />

Tal se había levantado la luna gibosa, quizá el resplandor <strong>de</strong> los cocuyos, las avispas<br />

luminosas y las abejas nocturnas se concentraba allí. Unos pocos insectos giraban<br />

perezosamente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la cúpula vegetal, titilando como diminutas lunas hechas <strong>de</strong><br />

piedras preciosas.<br />

El Ratonero ro<strong>de</strong>ó con más fuerza la <strong>de</strong>lgada cintura <strong>de</strong> Frix, mientras musitaba a<br />

Hisvet:<br />

—Oh, princesa blanca..., oh, gélida directora <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo..., oh, diosa helada <strong>de</strong>l impulso<br />

erótico..., oh, virgen satánica...<br />

Entretanto, ella estampaba ligeros besos en sus párpados, mejillas y la oreja libre,<br />

rastrillándolos con las largas pestañas plateadas <strong>de</strong> sus ojos parpa<strong>de</strong>antes, y así la planta<br />

<strong>de</strong>l amor, cultivada con tanta ternura, crecía más y más. El Ratonero quería <strong>de</strong>volver<br />

estos favores, pero ella le cerraba la boca con la suya. Mientras acariciaba los dientes <strong>de</strong><br />

la muchacha con la lengua, observó que los dos incisivos eran <strong>de</strong>masiado largos, pero en<br />

su estado <strong>de</strong> apasionamiento esa diferencia sólo parecía resaltar aún más la belleza <strong>de</strong><br />

Hisvet. Aunque ésta tuviera algunos <strong>de</strong> los atributos <strong>de</strong> un dragón o una araña blanca

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