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Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

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Con una risa un poco extraña, Hreest se abalanzó contra él, blandiendo su estoque,<br />

mientras Skwee <strong>de</strong>senvainaba su espada y saltaba sobre la cama. Sus botas trituraron<br />

las copas <strong>de</strong> cristal contra la ban<strong>de</strong>ja que estaba <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la colcha.<br />

Hreest trabó su acero con Escalpelo, llevando ambas espadas a un lado, dio un paso<br />

a<strong>de</strong>lante y atacó con Garra <strong>de</strong> Gato. El Ratonero <strong>de</strong>svió su propia daga con el cinto<br />

doblado y golpeó el pecho <strong>de</strong> Hreest con el hombro izquierdo, empujándole hacia atrás,<br />

contra dos <strong>de</strong> las ratas uniformadas <strong>de</strong> ver<strong>de</strong>, que también se vieron obligadas a ce<strong>de</strong>r<br />

terreno. Casi al mismo tiempo, el Ratonero alzó a Escalpelo lateralmente, <strong>de</strong>sviando el<br />

estoque <strong>de</strong> Skwee cuando su punta estaba a escasas pulgadas <strong>de</strong> su cuello. Entonces,<br />

cambiando rápidamente <strong>de</strong> frente, se batió un momento con Skwee, <strong>de</strong>svió el acero <strong>de</strong> la<br />

rata y atacó briosamente. El roedor vestido <strong>de</strong> blanco se retiraba ya al pie <strong>de</strong> la cama,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> cuya cabecera, Hisvet, ahora sin máscara, observaba la escena críticamente,<br />

aunque un tanto malhumorada, pero en cualquier caso la hoja <strong>de</strong>l Ratonero alcanzó a<br />

Skwee en la muñeca <strong>de</strong> la mano armada, causándole un corte profundo.<br />

Pero esta vez la tercera rata vestida <strong>de</strong> ver<strong>de</strong> y estatura gigantesca, que había cruzado<br />

la puerta agachándose, atacó ferozmente pero con cierta lentitud. Entretanto, Hreest se<br />

levantaba <strong>de</strong>l suelo, al tiempo que Skwee soltaba la daga y cogía el estoque con la mano<br />

in<strong>de</strong>mne.<br />

El Ratonero paró la estocada <strong>de</strong>l gigante, cuya hoja pasó rozándole el pecho, y atacó a<br />

su vez. El gigante paró la estocada a tiempo, pero el Ratonero empujó la punta <strong>de</strong><br />

Escalpelo por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la hoja <strong>de</strong> su adversario y le atravesó el corazón.<br />

El gigante abrió la boca, mostrando sus gran<strong>de</strong>s incisivos, y sus ojos se enturbiaron.<br />

Incluso su pelaje pareció oscurecerse. <strong>Las</strong> armas se <strong>de</strong>sprendieron <strong>de</strong> sus manos<br />

fláccidas y permaneció en pie, ya muerto, por un momento, antes <strong>de</strong> empezar a<br />

<strong>de</strong>splomarse. En aquel instante, el Ratonero, doblando un poco la pierna <strong>de</strong>recha, dio una<br />

fuerte patada con la izquierda. El talón golpeó al gigante en el esternón y, al tiempo que<br />

extraía a Escalpelo, el espadachín lanzó el cadáver contra Hreest y sus dos ratas<br />

armadas vestidas <strong>de</strong> ver<strong>de</strong>.<br />

Uno <strong>de</strong> los roedores que empuñaban picas alzó su arma para lanzarla contra el<br />

Ratonero, pero en aquel momento Skwee or<strong>de</strong>nó a voz en grito:<br />

—¡Basta <strong>de</strong> ataques individuales! ¡Formad un círculo a su alre<strong>de</strong>dor!<br />

Los otros se apresuraron a obe<strong>de</strong>cer, pero en aquella breve pausa Frix abrió la<br />

portezuela con barrotes <strong>de</strong> plata, que estaba en un extremo <strong>de</strong> la jaula <strong>de</strong>l escorpión y, a<br />

pesar <strong>de</strong> la mano atravesada por la daga, alzó la jaula y la agitó fuertemente, arrojando al<br />

suelo a su temible ocupante, que se retorció al pie <strong>de</strong> la cama, tan gran<strong>de</strong>, en<br />

comparación, como un gato <strong>de</strong> gran tamaño, entrechocando sus mandíbulas, haciendo<br />

sonar los quelíceros y amenazando con el aguijón por encima <strong>de</strong> su cabeza.<br />

Casi todas las ratas dirigieron sus armas contra la alimaña. Hisvet empuñó su daga y<br />

se agazapó en el lado contrario, preparándose para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> su mortífero animalito<br />

doméstico. Hisvin se ocultó <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> Skwee.<br />

Al mismo tiempo, Frix llevó la mano in<strong>de</strong>mne a los medallones en el <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong><br />

gusanos luminosos. La pintura <strong>de</strong>l hombre y la hembra <strong>de</strong> leopardo se levantó, y el<br />

Ratonero no necesitó el acicate <strong>de</strong> la sonrisa y el brillo <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> la bella esclava.<br />

Cogió el bulto gris <strong>de</strong> sus ropas y se abalanzó hacia la escalera oscura y empinada, cuyos<br />

escalones subió <strong>de</strong> tres en tres. Algo pasó silbando junto a su cabeza, golpeó un escalón<br />

<strong>de</strong> piedra y cayó con estrépito. Era la larga daga <strong>de</strong> Hisvet y había golpeado <strong>de</strong>; punta. La<br />

oscuridad <strong>de</strong> la escalera aumentó y el Ratonero siguió subiendo los escalones <strong>de</strong> dos en<br />

dos, agazapándose cuanto podía y abriendo mucho los ojos para ver qué había <strong>de</strong>lante.<br />

Oyó débilmente la aguda or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Skwee:<br />

— ¡Id tras él!

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