04.07.2013 Views

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

las estratagemas brujeriles <strong>de</strong>l Ratonero. La muchacha encantaba realmente a Glipkerio:<br />

reaccionaba a las amenazas y a un dolor más o menos soportable <strong>de</strong> un modo<br />

vehemente e inquietante.<br />

No obstante, al cabo <strong>de</strong> un rato el Señor Supremo empezó a aburrirse y pidió que le<br />

sirvieran una cena ligera a la luz rojiza <strong>de</strong>l sol poniente, en el porche que daba al mar,<br />

junto a la Cámara Azul <strong>de</strong> Audiencias, en el inicio <strong>de</strong>l gran tobogán <strong>de</strong> cobre, el cual<br />

tocaba <strong>de</strong> vez en cuando para sentirse seguro. Se dijo complacido que no había mentido<br />

a Hisvin, pues por lo menos tenía otra arma secreta, aunque no era un arma ofensiva,<br />

sino más bien todo lo contrario. ¡Pero ojalá no tuviera que usarla! Hisvin le había<br />

prometido que a medianoche pondría en práctica su hechizo contra las ratas atacantes, y<br />

hasta entonces Hisvin nunca le había fallado... ¿Acaso no había vencido a las ratas <strong>de</strong> la<br />

flota <strong>de</strong> grano? A<strong>de</strong>más, su hija y la doncella <strong>de</strong> ésta conocían maneras <strong>de</strong> sosegar a<br />

Glipkerio que, sorpren<strong>de</strong>ntemente, no requerían azotes. Había visto con sus propios ojos<br />

como Hisvin mataba ratas con aquel hechizo, mientras que él, por su parte, había<br />

dispuesto que todos los soldados y guardianes se presentaran en los cuarteles<br />

meridionales a medianoche, para escuchar al tedioso Olegnya Matamingoles. Pensó que<br />

había cumplido con su parte; Hisvin cumpliría con la suya y, a medianoche, los problemas<br />

y las vejaciones habrían terminado.<br />

¡Pero faltaba tanto para la medianoche! Una vez más el aburrimiento se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong>l<br />

flaco monarca, con su guirnalda <strong>de</strong> trinitarias purpúreas y su toga negra, y empezó a<br />

pensar con nostalgia en los azotes y en Reetha. Se dijo que, al contrario que los <strong>de</strong>más<br />

hombres, un Señor Supremo, abrumado por la administración y las ceremonias, no tenía<br />

tiempo ni siquiera para las aficiones más sencillas y las diversiones inocentes.<br />

Entretanto, los interrogadores <strong>de</strong> Reetha dieron por finalizada la sesión <strong>de</strong> aquel día y<br />

<strong>de</strong>jaron a la muchacha bajo el cuidado <strong>de</strong> Samanda, quien <strong>de</strong> vez en cuando le <strong>de</strong>scribía<br />

con placer maligno las diversas clases <strong>de</strong> azotes y otros tormentos a los que le sometería<br />

la señora <strong>de</strong>l palacio en cuanto sus inquisidores hubieran terminado con ella. La tan<br />

maltratada muchacha trató <strong>de</strong> consolarse con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que su alocado rescatador<br />

vestido <strong>de</strong> gris podría recuperar <strong>de</strong> algún modo su verda<strong>de</strong>ro tamaño y volver para<br />

procurar <strong>de</strong> nuevo la huida. Seguramente, y a pesar <strong>de</strong> todas las repugnantes<br />

insinuaciones que ella había soportado, el Ratonero Gris había adoptado el tamaño <strong>de</strong><br />

una rata contra su voluntad. Recordó los muchos cuentos <strong>de</strong> hadas que había oído sobre<br />

príncipes convertidos en lagartos, y ranas que habían recobrado su apostura y su altura<br />

apropiada gracias al beso amoroso <strong>de</strong> una doncella, y, pese a sus <strong>de</strong>sgracias, en sus ojos<br />

sin pestañas apareció una expresión soñadora.<br />

A través <strong>de</strong> la máscara <strong>de</strong> Gríg, con sus aberturas espaciadas, el Ratonero atisbo la<br />

Cámara <strong>de</strong>l Consejo y a los <strong>de</strong>más miembros <strong>de</strong> los Trece Supremos. La escena le<br />

resultaba ya opresivamente familiar, y estaba harto <strong>de</strong> cecear. Sin embargo, se dispuso a<br />

hacer un gran esfuerzo, para el que tendría que usar todo su ingenio.<br />

Le había resultado muy fácil llegar hasta allí. En el quinto nivel, tras <strong>de</strong>jar a Hreest y<br />

sus ratas armadas con picas, unos pajes ratoniles se pusieron a su lado, al pie <strong>de</strong> la<br />

escalera <strong>de</strong> mármol blanco, y un chambelán se colocó solemnemente <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él,<br />

haciendo sonar una campanilla <strong>de</strong> plata repujada que sin duda había tintineado en el<br />

tobillo <strong>de</strong> alguna bailarina <strong>de</strong> templo en la calle <strong>de</strong> los Dioses <strong>de</strong>l mundo superior. Así,<br />

andando con paso majestuoso, a pesar <strong>de</strong> su leve cojera, gracias a la ayuda <strong>de</strong>l bastón<br />

<strong>de</strong> marfil rematado con un zafiro, le condujeron en silencio a la Cámara <strong>de</strong>l Consejo y a la<br />

misma silla que ahora ocupaba.<br />

La cámara era baja pero amplia, con columnas que representaban can<strong>de</strong>labros <strong>de</strong> oro<br />

y plata, sin duda, robados en los palacios e iglesias <strong>de</strong> arriba. Había entre ellos algunos<br />

que parecían cetros enjoyados y bastones <strong>de</strong> mando. Al fondo, hacia las pare<strong>de</strong>s<br />

distantes y semiocultas por las columnas, se agrupaban ratas armadas con picas,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!