Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf
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clave menor. Acompañaba a este sonido el melódico tintineo <strong>de</strong> unas campanillas, cuya<br />
proce<strong>de</strong>ncia no fue visible hasta que Hisvet giró a un lado, encarándose a Fafhrd mientras<br />
se movía a su alre<strong>de</strong>dor. Los gritos inquisitivos se trocaron por otros <strong>de</strong> admiración y<br />
asombro, y los marineros se apiñaron en el máximo espacio <strong>de</strong> popa posible y subieron al<br />
aparejo, mientras se hacía visible la procesión encabezada por Hisvet.<br />
Eran once ratas que caminaban en fila sobre sus patas traseras, vestidas con<br />
diminutas túnicas y gorros escarlata. <strong>Las</strong> cuatro primeras sujetaban con las patas<br />
<strong>de</strong>lanteras unos manojos <strong>de</strong> campanillas que agitaban rítmicamente. <strong>Las</strong> cinco siguientes<br />
llevaban sobre los cuartos <strong>de</strong>lanteros, colgando un poco entre ellas, un trozo <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>na<br />
<strong>de</strong> plata brillante; eran como cinco diminutos marineros que tirasen <strong>de</strong> una ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong><br />
ancla. Cada una <strong>de</strong> las dos últimas llevaba oblicuamente una <strong>de</strong>lgada vara <strong>de</strong> plata, tan<br />
alta como ella y caminaban erguidas, con la cola muy curvada hacia arriba.<br />
<strong>Las</strong> primeras cuatro se <strong>de</strong>tuvieron en fila, una al lado <strong>de</strong> la otra mirando a Fafhrd y<br />
haciendo sonar sus campanillas que armonizaban con la flauta <strong>de</strong> Hisvet.<br />
<strong>Las</strong> cinco siguientes <strong>de</strong>sfilaron hasta el pie <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> Fafhrd. Allí se <strong>de</strong>tuvieron, y la<br />
primera alzó la cabeza hacia el rostro <strong>de</strong>l hombre, con una pata levantada, y chilló tres<br />
veces. Entonces, cogiendo su extremo <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na con una pata, usó las otras tres para<br />
trepar a la bota <strong>de</strong> Fafhrd. Sus cuatro compañeras la imitaron, y subieron poco a poco por<br />
los calzones y el pecho velludo <strong>de</strong>l norteño.<br />
Fafhrd contempló la ca<strong>de</strong>na y las ratas vestidas <strong>de</strong> escarlata que subían por su cuerpo<br />
sin mover un solo músculo, aunque en su frente apareció un ligero surco cuando las patas<br />
tiraron inevitablemente <strong>de</strong> algunos pelos <strong>de</strong> su pecho.<br />
La primera rata subió al hombro <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> Fafhrd y cruzó por la espalda hacia el<br />
hombro izquierdo. <strong>Las</strong> otras cuatro la siguieron, sin soltar en ningún momento la ca<strong>de</strong>na.<br />
Cuando las cinco ratas estuvieron posadas en los hombros <strong>de</strong> Fafhrd, alzaron un cabo<br />
<strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> plata y lo pasaron con <strong>de</strong>streza por encima <strong>de</strong> su cabeza. Entretanto, el<br />
norteño miraba directamente a Hisvet, la cual le había ro<strong>de</strong>ado por completo y ahora<br />
estaba <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las ratas campanilleras, tocando su flauta.<br />
<strong>Las</strong> cinco ratas <strong>de</strong>jaron caer el cabo, <strong>de</strong> modo que la ca<strong>de</strong>na colgó formando un óvalo<br />
brillante sobre el pecho <strong>de</strong> Fafhrd. Al mismo tiempo cada rata alzó su gorro escarlata por<br />
encima <strong>de</strong> su cabeza, tan alto como se lo permitía su pata <strong>de</strong>lantera.<br />
—¡Vencedor! —exclamó alguien.<br />
<strong>Las</strong> cinco ratas bajaron sus gorros y volvieron a alzarlos, y, como un solo hombre,<br />
todos los marineros y la mayoría <strong>de</strong> los soldados y oficiales gritaron a voz en grito:<br />
—¡Vencedor!<br />
<strong>Las</strong> cinco ratas incitaron otros dos vítores para Fafhrd, y los hombres a bordo <strong>de</strong> la<br />
Calamar obe<strong>de</strong>cieron como si estuvieran hipnotizados, ya fuera por algún po<strong>de</strong>r mágico o<br />
por la admiración que les producía la increíble conducta <strong>de</strong> las ratas. No habría sido fácil<br />
<strong>de</strong>terminar la causa con exactitud.<br />
Hisvet terminó <strong>de</strong> tocar su tonada con un alegre floreo y las dos ratas provistas <strong>de</strong><br />
varitas <strong>de</strong> plata corrieron a la cubierta <strong>de</strong> popa y se irguieron al pie <strong>de</strong>l mástil, don<strong>de</strong> todos<br />
podían verlas. Entonces empezaron a pelearse, en el más puro estilo <strong>de</strong>l combate con<br />
picas, sus varas centelleando y emitiendo dulces sonidos cada vez que entrechocaban.<br />
Los gritos <strong>de</strong> admiración y las risas rompieron el silencio. <strong>Las</strong> cinco ratas bajaron <strong>de</strong><br />
Fafhrd y fueron a reunirse con las campanilleras para apiñarse alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la<br />
falda <strong>de</strong> Hisvet. El Ratonero y varios oficiales saltaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cubierta <strong>de</strong> popa para<br />
estrechar la mano <strong>de</strong> Fafhrd o palmetearle la espalda. Los soldados tuvieron gran<br />
dificultad para contener a los marineros, los cuales hacían apuestas sobre la rata que<br />
resultaría vencedora en aquel nuevo combate.<br />
Fafhrd acarició su ca<strong>de</strong>na y dijo al Ratonero:<br />
—Es extraño que los marineros estuvieran <strong>de</strong> mi parte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio.