04.07.2013 Views

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

El Ratonero Gris, <strong>de</strong> pie en la proa <strong>de</strong> la Calamar, que cabeceaba suavemente, avistó<br />

la alta Ciuda<strong>de</strong>la <strong>de</strong> <strong>Lankhmar</strong> a través <strong>de</strong> la niebla dispersa. Más allá, al este, pronto se<br />

revelaron los minaretes <strong>de</strong> cima cuadrada que señalaban el palacio <strong>de</strong>l Señor Supremo,<br />

cada uno construido con piedra <strong>de</strong> una tonalidad distinta, y hacia el sur los grisáceos<br />

graneros, como enormes chimeneas. Saludó al primer esquife que vio al lado <strong>de</strong> la<br />

Calamar. Mientras la gatita negra le dirigía una mirada <strong>de</strong> reproche, y, contra la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

Slinoor, pero antes <strong>de</strong> que éste pudiera or<strong>de</strong>nar que se lo impidieran a la fuerza,<br />

<strong>de</strong>scendió por el largo cabo con el que el tripulante en la proa <strong>de</strong>l esquife había amarrado<br />

éste a la borda <strong>de</strong> la nave. Una vez a bordo <strong>de</strong>l bote, dio una aprobadora palmada en el<br />

hombro al tripulante y entonces le or<strong>de</strong>nó, prometiendo pagarle espléndidamente, que le<br />

llevara a toda prisa al muelle <strong>de</strong> palacio. Embarcaron el gancho, el Ratonero se dirigió a la<br />

estrecha popa <strong>de</strong>l bote, los tres tripulantes empezaron a remar briosamente y el esquife<br />

avanzó velozmente hacia el este por las aguas cenagosas, marrones a causa <strong>de</strong>l barro<br />

vertido por el Hlal.<br />

El Ratonero gritó consoladoramente a Slinoor:<br />

—¡No temas nada, pues le daré a Glipkerio un informe maravilloso, te alabaré<br />

poniéndote por los cielos..., e incluso pondré a Lukeen a la altura <strong>de</strong> una nube baja <strong>de</strong><br />

lluvia!<br />

Entonces miró a<strong>de</strong>lante, con una vaga sonrisa y el ceño fruncido, entregado a sus<br />

pensamientos. Lamentaba un poco haber tenido que abandonar a Fafhrd, el cual se había<br />

<strong>de</strong>dicado, <strong>de</strong> un modo al parecer interminable, a beber y a jugar con los esbirros <strong>de</strong><br />

Movarl mientras la Calamar zarpaba <strong>de</strong> Kvarch Nar... Los gran<strong>de</strong>s palurdos morían a<br />

causa <strong>de</strong>l vino y <strong>de</strong> sus pérdidas cada amanecer, pero resucitaban por la tar<strong>de</strong>, con la sed<br />

restaurada y sus bolsas milagrosamente llenas otra vez <strong>de</strong> dinero.<br />

Aún le complacía más ser ahora el único que transmitiría a Glipkerio el agra<strong>de</strong>cimiento<br />

<strong>de</strong> Movarl por la carga <strong>de</strong> grano y podría contar la historia maravillosa <strong>de</strong>l dragón, las<br />

ratas y sus amos, o colegas, humanos. Cuando Fafhrd regresara <strong>de</strong> Kvarch Nar, sin<br />

blanca y, probablemente, también sin mollera, el Ratonero ocuparía un buen aposento en<br />

el palacio <strong>de</strong> Glipkerio y podría fastidiar <strong>de</strong> manera sutil a su fornido camarada,<br />

ofreciéndole hospitalidad y favores.<br />

Se preguntó ociosamente dón<strong>de</strong> estarían Hisvin, Hisvet y su pequeño séquito. Quizá<br />

en Sarheenmar, o más probablemente en Ilthmar, o avanzando ya en caravana <strong>de</strong><br />

camellos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa ciudad a algún retiro en las Tierras Orientales, bien lejos <strong>de</strong> Glipkerio<br />

y <strong>de</strong>l vengativo Movarl. Sin proponérselo, se llevó la mano izquierda a la sien y masajeó<br />

suavemente la pequeña protuberancia <strong>de</strong>l dardo. Des<strong>de</strong> luego, ya no podía odiar a Hisvet<br />

ni a Frix, la valerosa criatura que actuaba como su <strong>de</strong>legada. Sin duda, las malévolas<br />

amenazas <strong>de</strong> Hisvet habían formado parte <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> juego amoroso. Estaba<br />

seguro <strong>de</strong> que la muchacha se había enamorado <strong>de</strong> él. Por otro lado, la había marcado<br />

mucho peor que ella a él. Tal vez la volvería a encontrar en algún rincón lejano <strong>de</strong>l<br />

mundo.<br />

Estos pensamientos <strong>de</strong>l Ratonero, tan benevolentes y olvidadizos, se <strong>de</strong>bían en parte<br />

al anhelo <strong>de</strong> conseguir a cualquier muchacha aceptable. Bajo el gobierno <strong>de</strong> Movarl,<br />

Kvarch Nar se había convertido en una ciudad muy puritana, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l<br />

Ratonero, y durante su breve estancia la única muchacha <strong>de</strong>scarriada con la que había<br />

trabado conocimiento, una tal Hrenlet, había preferido <strong>de</strong>scarriarse más con Fafhrd. Claro<br />

que Hrenlet era una gigantona, aunque más esbelta, y él estaba ahora en <strong>Lankhmar</strong>,<br />

don<strong>de</strong> conocía varias docenas <strong>de</strong> lugares en los que podría mitigar su sed <strong>de</strong> amor.<br />

El color marrón fangoso <strong>de</strong>l agua cedió bruscamente el paso a un ver<strong>de</strong> intenso. El<br />

esquife cruzó la <strong>de</strong>sembocadura <strong>de</strong>l Hlal y avanzó velozmente por la insondable Sima <strong>de</strong><br />

<strong>Lankhmar</strong>, entre acantilados escarpados, al mismo pie <strong>de</strong> la gran roca horadada por el<br />

oleaje, sobre la que se levantaba la ciuda<strong>de</strong>la y el palacio. Los tripulantes <strong>de</strong>l esquife<br />

tuvieron que remar alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una extraña obstrucción: un tobogán <strong>de</strong> cobre <strong>de</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!