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Leiber, Fritz - FR5, Las Espadas de Lankhmar.pdf

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Siss parpa<strong>de</strong>ó, horrorizada. Pero Skwee, con el yelmo <strong>de</strong> negro penacho encasquetado y<br />

cubriéndole el ojo izquierdo, amenazó con su minúscula espada y chilló <strong>de</strong>safiante.<br />

Frix corrió al lado <strong>de</strong> Hisvet y le urgió para ir a la borda <strong>de</strong> estribor. Cuando se<br />

aproximaban al inicio <strong>de</strong> la escala <strong>de</strong> cuerda, Skwee, a fin <strong>de</strong> hacer sitio a su emperatriz,<br />

bajó arrastrando a Siss consigo. En aquel instante, Hisvet se volvió como si estuviera<br />

hipnotizada. La cabeza más pequeña <strong>de</strong>l dragón se acercó a ella con intenciones<br />

malignas. Frix se interpuso, con los brazos abiertos y sonriente, casi como una bailarina<br />

llamada a escena al final <strong>de</strong> la representación <strong>de</strong> un ballet. Tal vez fue la rapi<strong>de</strong>z o la<br />

aparente agresividad <strong>de</strong> su gesto lo que hizo que el dragón se retirara, entrechocando los<br />

colmillos. las dos muchachas subieron a la borda.<br />

Hisvet se volvió <strong>de</strong> nuevo, y Garra <strong>de</strong> Gato trazó una línea roja en su mejilla. Ella<br />

apuntó su ballesta hacia el Ratonero y disparó. Fue un ligero <strong>de</strong>stello plateado. Hisvet<br />

arrojó la ballesta al agua y siguió a Frix escala abajo. Los garfios se soltaron, la vela negra<br />

se hinchó y la oscura balandra se <strong>de</strong>svaneció en la niebla. El Ratonero sintió un leve<br />

escozor en la sien izquierda, pero lo olvidó mientras se libraba <strong>de</strong> las últimas lazadas <strong>de</strong><br />

la soga. Entonces cruzó corriendo la cubierta, haciendo caso omiso <strong>de</strong> las ver<strong>de</strong>s<br />

cabezas que buscaban, perezosas, las últimas ratas, y cortó las ataduras <strong>de</strong> Fafhrd.<br />

—Irá por las aguas infinitas hacia la burbuja Mañana <strong>de</strong> Karl —afirmó el Ratonero Gris<br />

crédulamente—. ¡Por Ning y por Sheel, ese alemán es un mago magistral!<br />

Fafhrd parpa<strong>de</strong>ó, frunció el ceño y se limitó a encogerse <strong>de</strong> hombros.<br />

La gatita negra se restregó contra su tobillo. Fafhrd la cogió suavemente y la levantó<br />

hasta el nivel <strong>de</strong> sus ojos.<br />

—Me pregunto, minino, si eres uno <strong>de</strong> los Trece gatos o quizá su pequeño agente,<br />

enviado para <strong>de</strong>spertarme cuando era más necesario.<br />

La gatita miró orgullosa el rostro <strong>de</strong> Fafhrd, cruelmente arañado y mordido, y ronroneó.<br />

El alba <strong>de</strong> color gris claro se extendía sobre las aguas <strong>de</strong>l Mar Interior, mostrándoles<br />

primero los dos botes <strong>de</strong> la Calamar, atestados <strong>de</strong> hombres, y a Slinoor sentado en la<br />

popa <strong>de</strong>l más cercano, con expresión abatida. Al reconocer las figuras <strong>de</strong>l Ratonero y<br />

Fafhrd se puso en pie y alzó una mano; más allá estaban la galera <strong>de</strong> combate Tiburón y<br />

los otros tres transportes <strong>de</strong> grano. Atún, Carpa y Mero. Finalmente, muy pequeñas en el<br />

horizonte septentrional, se veían las velas ver<strong>de</strong>s <strong>de</strong> dos naves-dragones <strong>de</strong> Movarl.<br />

El Ratonero se pasó la mano izquierda por el cabello y notó una protuberancia<br />

redon<strong>de</strong>ada bajo la piel <strong>de</strong> la sien. Supo que era el suave dardo <strong>de</strong> plata <strong>de</strong> Hisvet, y que<br />

no sería fácil sacarlo <strong>de</strong> allí.<br />

7<br />

Fafhrd se <strong>de</strong>spertó, consumido por la sed y el <strong>de</strong>seo amoroso, y con la certeza <strong>de</strong> que<br />

ya era muy tar<strong>de</strong>. Sabía dón<strong>de</strong> estaba y, en general, lo que había sucedido, pero su<br />

recuerdo <strong>de</strong>l día anterior era momentáneamente brumoso. Su situación era la <strong>de</strong> un<br />

hombre ubicado en un terreno ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> altas montañas recortadas contra el cielo, pero<br />

cuya visión le impi<strong>de</strong> un mar blanco <strong>de</strong> niebla que se <strong>de</strong>sliza por el suelo.<br />

Estaba en la frondosa Kvarch Nar, la principal <strong>de</strong> las llamadas Ocho Ciuda<strong>de</strong>s, aunque<br />

ninguna <strong>de</strong> ellas podía compararse con <strong>Lankhmar</strong>, la única ciudad digna <strong>de</strong> tal nombre en<br />

el Mar Interior. Y se hallaba en su habitación, en el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado, bajo, sin muros, pero<br />

aun así hermoso palacio <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> Movarl. Cuatro días antes el Ratonero había<br />

zarpado hacia <strong>Lankhmar</strong> a bordo <strong>de</strong> la Calamar, con una carga <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que el<br />

ahorrativo Slinoor había enviado, a fin <strong>de</strong> informar a Glipkerio <strong>de</strong> la entrega <strong>de</strong> cuatro<br />

quintas partes <strong>de</strong>l grano, las pavorosas traiciones <strong>de</strong> Hisvin e Hisvet y los extraños<br />

acontecimientos durante la travesía. Sin embargo, Fafhrd había preferido quedarse algún<br />

tiempo más en Kvarch Nar, puesto que para él era un lugar <strong>de</strong> diversión. Uno <strong>de</strong> los

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